Un día como hoy de 1889, nacía en Londres uno de los genios más grandes en la historia del entretenimiento. Charles Chaplin, quien se tomó el mundo a partir del humor y la comedia física dentro del cine mudo.
El gran icono del cine de todos los tiempos, un símbolo del mudo que sobrevivió a la llegada del sonido y se erigió en uno de los actores y directores más valorados por el pueblo por su excelente representación del trabajador en los difíciles años 20.
Gracias a su ingenuidad y bondad, conectaba con cualquier tipo de espectador logrando lo más difícil para un intérprete: hacer reír.
Sus gestos y caídas, fue el principal nexo del público con el pujante séptimo arte en sus primeros 30 años de vida. Su legado, además, no se compuso de actuaciones, sino también de su labor como director, firmando obras maestras de su tiempo. Filmes inigualables que exhibían una sensibilidad de la que gozan muy pocos. Por ello, Chaplin trasciende más allá de cualquier iconografía como el pionero de este arte que nunca hubiera conseguido ser lo que es sin el genio londinense.
A lo largo de su vida, Chaplin recibió múltiples reconocimientos y nominaciones. Recibió el premio Óscar Honorífico en 1928 y 1972, fue candidato al Premio Nobel de la Paz en 1948, fue nombrado caballero de la Orden del Imperio Británico en 1975 y se colocó una estrella con su nombre en el Paseo de la Fama de Hollywood en 1970. En 1952, tras una serie de problemas políticos que lo involucraban con el comunismo y con la realización de actividades antiestadounidenses, debió exiliarse en Suiza, donde pasó el resto de su vida.
Si bien la cantidad de producciones que realizaba para aquella época había disminuido, filmó Un rey en Nueva York y La condesa de Hong Kong, sus últimos trabajos, falleciendo un 25 de diciembre, la Navidad de 1977 en su hogar.
Chaplin estuvo casado en cuatro ocasiones con Mildred Harris, Lita Grey, Paulette Goddard y Oona O’Neill, y se le atribuyeron noviazgos con otras ocho actrices de su época. Tres de sus hijos, Josephine, Sydney y Geraldine, también se dedicaron al espectáculo.
PELÍCULAS
Entre sus mejores obras en el cine, se encuentran «EL CHICO (1921.
Película paradigma de los valores chaplinianos, también perfecto manual de los recursos gestuales del actor.
Es la historia de amistad de dos pillos, un vagabundo y un niño abandonado, que luchan por sobrevivir en la periferia angelina a base de pequeños hurtos. Disney perpetró un remake protagonizado por Bruce Willis con The Kid (2000).
LA QUIMERA DEL ORO (1926)
Se reestrenó en 1942 con una banda sonora compuesta por el propio Chaplin –a su papel de hombre-orquesta hay que añadir su labor como compositor musical, otra de sus pasiones. El filme narra la vida de un buscador de oro que marcha hacia Alaska intentando conseguir un botín que le haga cambiar de vida. Una tormenta le llevará a pernoctar en la cabaña de un bandido. Obtuvo dos nominaciones al Oscar.
LUCES D ELA CIUDAD (1931)
Cumbre del romanticismo cinematográfico que une a Chaplin con Virginia Cherrill. Es la historia de un vagabundo, una vez más, que intenta ayudar a una joven invidente de la que se enamora. Es una de sus películas más cercanas y emocionantes; estéticamente fue un trabajo innovador gracias a la excelente dirección de fotografía monocroma de Rollie Totheroh y Gordon Pollock.
EL GRAN DICTADOR (1940)
Chaplin y Paulette Goddard protagonizan esta obra que satiriza al poder que causó el terror en el mundo durante los cinco años siguientes a su estreno: el nazismo. Es la mejor película dirigida por Chaplin; también es su mejor interpretación. Un filme por el que no pasan los años y que retrata una realidad demasiado recurrente en la contemporaneidad. Una obra mayúscula que consiguió cinco nominaciones al Oscar.
CANDILEJAS (1952)
Junto con la mentada El gran dictador y Monsieur Verdoux (1947), subraya la madurez directoral de Chaplin. Candilejas es un filme con esencia de despedida –fue su última obra en Estados Unidos— que reúne en un plano a los dos grandes cómicos de la historia del cine: Chaplin con Buster Keaton. Un filme que apela a la emotividad y que encuentra nuestra sonrisa y nuestras lágrimas con una facilidad increíble.
