Con la muerte del Papa Francisco, la Iglesia Católica se enfrenta a uno de los cónclaves más diversos e inciertos de su historia. Serán 138 los cardenales con derecho a voto quienes deberán elegir a su sucesor en la Capilla Sixtina, representando a 93 países, incluido Chile, a través del cardenal Fernando Chomali.
Uno de los nombres más fuertes es el del italiano Matteo Zuppi, arzobispo de Boloña y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. Cercano a Francisco y defensor de su visión pastoral, Zuppi es considerado el favorito del Pontífice fallecido. Sin embargo, esa misma cercanía podría restarle apoyo entre sectores más conservadores.
Otro posible sucesor es Pietro Parolin, actual secretario de Estado del Vaticano. Con un perfil diplomático y moderado, su figura ha sido mencionada como la opción de consenso entre progresistas y conservadores, pese a que su poder dentro del Vaticano fue limitado durante el pontificado de Francisco.
Entre los nombres que emergen con fuerza está también el del cardenal Fridolin Ambongo, arzobispo de Kinshasa, conocido por su postura crítica frente al documento que permitió bendiciones a parejas homosexuales.
A su vez, el patriarca de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, ha ganado notoriedad por su papel en medio de la crisis en Gaza por lo que podría ser otra carta.
Con un colegio cardenalicio fragmentado y diverso, el próximo cónclave se perfila como uno de los más impredecibles. Lo cierto es que el futuro Papa marcará el rumbo de la Iglesia en un mundo que cambia rápidamente, con desafíos tanto internos como externos.
