El nuevo reporte de la OCDE redujo las expectativas económicas para Chile y alertó sobre la necesidad de una consolidación fiscal más profunda entre 2025 y 2027. El organismo advierte que el país crecerá menos de lo previsto y que, sin una política tributaria más robusta, la inversión y el empleo podrían verse duramente afectados.
La mañana amaneció con un aire extraño en Santiago. En Teatinos 120 los teléfonos vibraron al mismo tiempo y, casi como un presagio, los economistas levantaron la vista de sus pantallas. Al otro lado del mundo, en París, la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) acababa de liberar su informe más esperado del año. Y en él, una frase que golpeó como baldazo de agua fría: Chile crecerá menos en 2026. Otra vez.
La organización —ese “club de las economías avanzadas” que vigila el pulso del planeta— recortó la proyección para nuestro país desde el 2,4% previsto en junio a un 2,2% para el año subsiguiente. Un ajuste que, aunque suena pequeño, en el lenguaje de la macroeconomía equivale a encender una luz amarilla en un tablero ya saturado de advertencias.
EL INFORME QUE DESPERTÓ A MEDIA ECONOMÍA CHILENA
En su documento Perspectivas Económicas, la OCDE dibuja un mundo que avanza con paso incierto:
- Crecimiento global que se debilita, pasando del 3,2% en 2025 al 2,9% en 2026.
- Mercados laborales que comienzan a fatigarse, con las vacantes cayendo y la confianza erosionándose.
- Riesgos que se multiplican: tensiones financieras, volatilidad en criptoactivos, revalorización de bonos y barreras comerciales que resucitan de un pasado reciente.
En ese escenario tenso, Chile aparece como un país “resiliente, pero no invencible”. La OCDE reconoce los avances en orden macroeconómico, pero advierte que el margen para equivocarse se estrecha dramáticamente.
UN CRECIMIENTO QUE LUCHA CONTRA SU PROPIO TECHO
Para 2025, la OCDE mantuvo el crecimiento en 2,4%, una cifra que parece confortable… hasta compararla con las apuestas de otros organismos:
- FMI: 2,5%
- Banco Mundial: 2,6%
- Cepal: 2,6%
- Gobierno chileno: 2,5%
Chile va por debajo del promedio mundial, por encima del promedio OCDE y muy lejos de sus mejores años. Y el golpe llega en 2026: 2,2% de expansión, mismo número que la organización proyecta para 2027.
El país, literalmente, se estaciona.
EL DETRÁS DE ESCENA: MINERÍA ELÉCTRICA, CONSUMO TENAZ Y EXPORTACIONES CANSADAS
La OCDE explica con bisturí de cirujano lo que viene:
- El consumo seguirá creciendo, pero con menos fuerza.
- La inversión sufrirá un retroceso leve, a pesar del empuje de la minería y la energía.
- La inflación debería llegar al 3% recién a fines de 2026.
- La TPM bajaría gradualmente hasta cerca del 4% hacia 2027.
- Las exportaciones aportarán positivamente recién en 2026–2027, aunque la minería arrastra todavía los efectos de desarrollos operacionales que redujeron temporalmente su producción.
El cobre —esa eterna cardiografía de Chile— aparece estable, pero sin promesas de despegues meteóricos. El organismo asume precios del metal sin grandes saltos y un aumento en volúmenes impulsado en parte por inversiones en Perú y la recuperación técnica tras la contracción del último semestre.
LA BOMBA SILENCIOSA: LA ADVERTENCIA FISCAL
El capítulo fiscal es el que encendió las alarmas.
La OCDE dice, sin anestesia, que Chile debe:
- Fortalecer ingresos tributarios, ampliando la base impositiva.
- Revisar el gasto público y contener el gasto corriente.
- Mejorar la eficiencia del Estado, especialmente en gasto administrativo.
- Acelerar la consolidación fiscal, con un ajuste proyectado de 1% del PIB entre 2025 y 2027.
El mensaje subterráneo es claro:
si Chile no ordena sus cuentas, el crecimiento puede evaporarse más rápido de lo pensado.
Dimitris Mavridis, economista de la OCDE para Chile, fue categórico al explicar el escenario:
“Lo importante no es la velocidad de la consolidación, sino su calidad. Cuando una trayectoria fiscal es creíble, las primas de riesgo bajan y la inversión privada se acelera”.
La frase sonó a advertencia, a elogio y a advertencia otra vez.
LOS PERMISOS SECTORIALES: EL ÚNICO VIENTO A FAVOR
En medio de tantas señales tensas, la OCDE destacó con fuerza la recién aprobada Ley Marco de Permisos Sectoriales, una de las reformas más aplaudidas por el sector privado en años.
Con ella, Chile busca:
- reducir tiempos burocráticos,
- bajar costos,
- atraer inversión privada,
- y modernizar el aparato estatal a través de una ventanilla única digital.
“Un paso clave para mejorar la productividad”, dice el informe.
Una frase que enciende sonrisas en el Ministerio de Hacienda, donde ven en esta ley un legado estructural más allá del ciclo político.
GRAU CELEBRA, PERO EL VIENTO SOPLA EN CONTRA
Desde Hacienda, el ministro Nicolás Grau intentó transmitir optimismo:
“Son buenas noticias que muestran el ordenamiento macrofiscal y que estamos heredando mejores capacidades de crecimiento de largo plazo”.
Pero el optimismo oficial choca con la frialdad del informe.
Porque una cosa es celebrar reformas administrativas, y otra es enfrentar un crecimiento que no despega, un mundo económico que se enfría, y una disciplina fiscal que no admite errores.
CHILE EN EL TABLERO INTERNACIONAL: ENTRE TRUMP, EL PETRÓLEO Y EL CPTPP
La OCDE también analizó los factores externos:
- La “guerra arancelaria” de Donald Trump afectaría poco a Chile, gracias a la exención del cobre y la madera.
- Los términos de intercambio mejoraron, gracias a la menor tensión geopolítica y a un petróleo más barato.
- La pertenencia al CPTPP abre una ventana para que Chile desvíe comercio hacia nuevos mercados si Estados Unidos profundiza disputas comerciales.
Una geografía compleja, pero con oportunidades.
EL VEREDICTO FINAL: UN PAÍS QUE CAMINA, PERO NO CORRE
La OCDE dibuja un Chile que avanza, pero que lo hace con una prudencia casi forzada.
Un país que debe ordenar su casa mientras vigila un mundo que tiembla por dentro, que se fragmenta en bloques y que apuesta cada vez más por la automatización y la inteligencia artificial.
El resumen es crudo y elegante a la vez:
Chile crecerá, pero menos.
Chile avanzará, pero más lento.
Y Chile deberá, sí o sí, blindar su política fiscal para no perder lo que ya ha ganado.
El 2026 todavía no comienza y ya dejó su primer titular.
