El vertedero municipal de Arica continúa siendo un foco crítico de preocupación para vecinos y autoridades, debido a la persistencia de incendios irregulares, emanación constante de humo contaminante y la ocurrencia de graves hechos delictuales en su entorno, sin que hasta ahora se logre una solución efectiva y sostenida.
Durante el último año, se han registrado múltiples siniestros de gran magnitud, algunos de los cuales han generado columnas de humo visibles desde distintos puntos de la ciudad, afectando especialmente a sectores residenciales como Los Industriales y Cerro Chuño, zonas históricamente expuestas a contaminación por polimetales y donde habitan personas con seguimiento sanitario por parte del Estado.
El episodio más reciente ocurrió a mediados de diciembre, cuando un incendio de grandes proporciones se reactivó en el recinto, pese a que ya existía un sumario sanitario en curso instruido por la Seremi de Salud tras fiscalizaciones que detectaron presuntos incumplimientos a la normativa vigente. Aun así, las quemas no se han detenido y continúan impactando la calidad del aire de los barrios cercanos.
Vecinos del sector denuncian que el área sería utilizada de manera habitual para la quema de cables y otros materiales, práctica asociada al robo de cobre, lo que agrava el riesgo ambiental. A ello se suma la limitada intervención de equipos de emergencia, ya que por razones de seguridad Bomberos no ingresa regularmente al lugar, dejando que varios incendios se extingan de forma natural.
La problemática del vertedero no es reciente. Existen antecedentes de sanciones aplicadas al municipio en años anteriores por situaciones similares. Sin embargo, en los últimos meses la situación se ha visto agravada también por hechos de violencia extrema, luego de que durante este año se encontraran dos cuerpos de personas asesinadas en las inmediaciones del recinto, uno de ellos con varios meses de data.
Desde el municipio se ha señalado que parte de los incendios se originaron por la quema de neumáticos en desuso, los que estaban acopiados de manera transitoria como parte de un convenio para su valorización. No obstante, esta explicación ha generado cuestionamientos, incluso al interior del Concejo Municipal, por la falta de información previa sobre estas acciones.
La administración comunal anunció el reforzamiento de la vigilancia, la aceleración del retiro de neumáticos y una mayor coordinación con organismos técnicos y de emergencia. Sin embargo, hasta ahora, los compromisos no se han traducido en el cese de las quemas, manteniendo la inquietud de las comunidades aledañas, especialmente de aquellas que conviven desde hace décadas con los efectos de la contaminación ambiental.
Mientras tanto, el vertedero sigue operando en un contexto de riesgo sanitario, ambiental y de seguridad, consolidándose como uno de los puntos más conflictivos del territorio comunal.
