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VICTORIA REPUBLICANA: JOSÉ ANTONIO KAST DERRUMBA AL GOBIERNO DE BORIC Y ASUME LA PROMESA DE UN NUEVO CHILE

Con la victoria de José Antonio Kast, Arturo Squella, presidente del Partido Republicano y senador electo por Valparaíso, afirmó que Chile entregó un mandato contundente: enfrentar la crisis de seguridad, narcotráfico, desempleo y estancamiento económico de manera inmediata. Squella enfatizó que el próximo gobierno será un “gobierno de emergencia” con apertura a todas las fuerzas opositoras que quieran sumarse, y que la responsabilidad política empieza a contar desde el 11 de marzo.

La noche aún no terminaba de asentarse cuando Arturo Squella, presidente del Partido Republicano y senador electo por la Región de Valparaíso, salió a enfrentar los micrófonos. No lo hizo con euforia desbordada ni consignas de campaña. Lo hizo con una palabra que repitió una y otra vez: responsabilidad. Para Squella, la magnitud del triunfo de José Antonio Kast no solo consagra a un Presidente electo, sino que instala una obligación política de alto voltaje.

“Lo que ocurrió hoy no es solo una victoria electoral”, vino a decir. “Es un mandato claro de los chilenos para hacerse cargo de las crisis que atraviesa el país, y hacerlo ahora”.

Un respaldo que desborda al Partido Republicano

Squella fue enfático en subrayar que el resultado del balotaje no pertenece exclusivamente a su colectividad. La votación, cercana al 60%, refleja —según su lectura— una convergencia mucho más amplia: ciudadanos que no se identifican como republicanos, pero que decidieron respaldar una propuesta clara frente a la inseguridad, el narcotráfico, la falta de empleo y el estancamiento económico.

“No estamos hablando de un triunfo de un partido, sino de una mayoría social que exige soluciones concretas”, sostuvo. En ese marco, el dirigente evitó hablar de “voto de rechazo” y prefirió describir el resultado como una señal de urgencia: un país que quiere respuestas y que no está dispuesto a esperar.

El “gobierno de emergencia” entra en fase real

La idea de un gobierno de emergencia, instalada durante la campaña, dejó de ser un eslogan. Para Squella, el mensaje de las urnas valida esa hoja de ruta: seguridad como prioridad absoluta, combate frontal al crimen organizado y una reactivación económica rápida, incluso —dijo— con medidas de impacto inmediato para recuperar el empleo.

“La magnitud del problema es tal que, si no actuamos ahora, después no habrá vuelta atrás”, advirtió. En su diagnóstico, Chile se encuentra en un punto de inflexión donde la indecisión política ya no es una opción.

Puertas abiertas y un llamado a la unidad opositora

Consultado por la conformación del futuro gobierno, Squella despejó dudas: no habrá exclusiones. El nuevo ciclo político, insistió, se construirá con todas las fuerzas de oposición que estén dispuestas a trabajar bajo un marco común de prioridades.

Más que invitaciones individuales, habló de pertenencia: un gobierno que no solo sume nombres, sino que haga sentir a los distintos sectores políticos como parte real del proyecto. “Este no es un gabinete de un partido, es un gobierno que debe representar a millones de chilenos”, señaló.

La idea de una coalición amplia, aún sin nombre definitivo, ya está sobre la mesa. El trabajo —anticipó— comienza de inmediato, con planificación política y programática desde el día siguiente a la elección.

Una lectura dura del ciclo que termina

Squella no evitó el análisis político del resultado. A su juicio, la derrota del oficialismo es también una evaluación ciudadana a una forma de gobernar centrada —dijo— en la ideología más que en la resolución de problemas concretos.

Sin triunfalismos, lanzó un mensaje a la izquierda que dejará el poder: respeto institucional, debate democrático y rechazo a la presión callejera como herramienta política. “Las diferencias se resuelven en el Congreso, no en la calle”, remarcó, marcando desde ya el tono del próximo período.

Gestos que abren una transición distinta

Uno de los momentos más valorados por el dirigente republicano fue el contacto de Jeannette Jara con el Presidente Boric tras conocerse los resultados. Squella calificó el gesto como una señal positiva para el país y una oportunidad para que la transición se dé en un clima institucional y democrático.

“Chile necesita acuerdos, aunque existan profundas diferencias”, afirmó, subrayando que el nuevo gobierno requerirá colaboración para enfrentar desafíos urgentes.

Del triunfo al poder

El mensaje final fue claro: la campaña terminó. Lo que viene es más complejo. Gobernar un país polarizado, con altas expectativas y una crisis de seguridad sin precedentes recientes, exigirá algo más que consignas.

Arturo Squella cerró su intervención con una idea que sintetiza el momento político:
el respaldo ciudadano fue contundente, pero el juicio real comienza el 11 de marzo.

Ahí, dijo, ya no hablarán los discursos.
Hablarán los resultados.

Belén Pavez G., Periodista y Locutora. Licenciada en Comunicación Social. Productora general y Directora de prensa en Vilas Radio. Música y Cat lover.

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