
El Ejército de Salvación realiza este viernes 14 y sábado 15 de noviembre su colecta anual en Iquique. Con más de un siglo de labor social en la región, busca reunir fondos para entregar diez mil cenas navideñas en todo Chile y continuar su trabajo solidario con niños, mujeres y adultos mayores.
En tiempos donde la prisa y la indiferencia parecen gobernarlo todo, un ejército sin armas, pero con corazones dispuestos, vuelve a salir a las calles de Iquique. No marchan al ritmo de tambores ni ondean banderas; lo hacen con alcancías, sonrisas y una causa que trasciende credos y fronteras. El Ejército de Salvación, con más de un siglo de historia en la región, lanzará este viernes y sábado su gran colecta nacional, con un propósito tan simple como poderoso: llevar diez mil cenas navideñas a las familias que más lo necesitan a lo largo de Chile.
Bajo el lema “Salvados también para salvar a otros”, el pastor Gustavo Pauta, representante del Ejército de Salvación en Tarapacá, compartió en entrevista con Vilas Radio, Matinal Todos Juntos, el verdadero significado de esta cruzada que se levanta como un recordatorio de humanidad en medio del desierto.
“No solo se trata de dar un mensaje espiritual —dijo el pastor— sino de atender primero la necesidad física. Como decía nuestro fundador William Booth: sopa, jabón y salvación. Primero se alimenta, se limpia… y luego se sana el alma”.

Un legado centenario que no se detiene
El Ejército de Salvación nació en 1865 en el este de Londres, en plena Revolución Industrial, cuando miles de familias sobrevivían entre el humo, la pobreza y la desesperanza. Desde entonces, la institución se ha expandido a 136 países, llevando ayuda, alimento y refugio a quienes viven en la orilla más dura de la sociedad. En Chile, su historia ya supera los 110 años, y en Iquique, la huella de su obra se extiende por más de un siglo de compromiso silencioso.
En la actualidad, su labor en la región no descansa: mantienen una sala cuna gratuita en Esmeralda 862, donde 36 bebés —niños y niñas hasta los dos años— reciben atención y cariño gracias a un convenio con Fundación Integra. Además, el Ejército de Salvación organiza entregas de alimentos, visitas solidarias a personas mayores y acciones especiales como la entrega de almohadas terapéuticas para mujeres con cáncer de mama y regalos a las madres hospitalizadas.
“Nosotros trabajamos todo el año, aunque muchas veces en silencio”, contó Pauta. “No recibimos aportes institucionales. Todo lo que hacemos, lo hacemos gracias a voluntarios y a personas que deciden entregar una mano, un abrigo, un alimento… o simplemente su tiempo”.
La colecta: una oportunidad para hacer el bien
Este viernes 14 y sábado 15 de noviembre, los voluntarios del Ejército de Salvación saldrán a las calles con sus pecheras blancas y alcancías selladas con el timbre de la Delegación Presidencial Regional, la única colecta oficial y autorizada del año.
📍 El punto de encuentro será la Plaza Prat, desde las 9:00 hasta las 13:00 horas, donde decenas de personas participarán en esta campaña solidaria que busca reunir recursos para llevar esperanza a miles de mesas navideñas a lo largo del país.
El pastor Gustavo Pauta hizo un llamado directo a la comunidad:
“Ayúdennos a seguir ayudando. No hace falta entregar mucho, basta con un granito. Cuando alguien no tiene, siempre espera que haya otro dispuesto a dar”.

Una cadena invisible de amor
El Ejército de Salvación no solo entrega alimentos o abrigo; entrega compañía, escucha y dignidad. Su mensaje es claro: la bondad sigue siendo una forma de resistencia.
En un mundo que a veces parece perder la fe en lo humano, cada moneda, cada gesto y cada sonrisa son parte de una cadena invisible que sostiene a los más vulnerables.
Este fin de semana, cuando vea una alcancía con el sello del Ejército de Salvación, recuerde que detrás hay una historia de amor y servicio que lleva más de un siglo escribiéndose en Iquique. Y que cada aporte, por pequeño que parezca, puede significar una cena, un abrigo o una esperanza para quien más lo necesita.







