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RESTAURANTES Y BARES DEL PASEO BAQUEDANO CLAMAN POR MAYOR PRESENCIA DE LAS POLICÍAS PARA AFRONTAR INSEGURIDAD POR DESCONTROL MIGRATORIO

“Son muy groseros y exigen que les des más dinero”, relatan los locatarios. El evidente aumento de personas en situación de calle y carpistas en distintos puntos de la capital de la primera región, dan cuenta de un problema migratorio que no solamente está afectando a Iquique en sus espacios públicos, sino también a los centros gastronómicos que hace pocos meses pudieron volver a abrir sus puertas con protocolos sanitarios estrictos y control de aforos.

Vilas Radio 100.1 FM comprobó en terreno el malestar de administradores, trabajadores y público en general que asiste al Paseo Baquedano, para recoger sus impresiones y evidenciar las problemáticas sociales que se vienen arrastrando desde que comenzó el descontrol migratorio en las fronteras y las tomas de Plaza Brasil.

Es así como Ángela Muñoz, administradora del restaurante Arapuka Tiki Bar de Paseo Baquedano, expresó que, “es un tema de todos los días. A diario nuestros clientes son abordados por personas en situación de calle o extranjeros que están acostumbrados a pedir y que andan en pandillas y con niños. Nos hemos organizado con los garzones para proteger nuestros espacios en las terrazas, cercando el lugar, pero aun así ingresan a la fuerza a pedir dinero, comida o lo que sea para subsistir”, declaró a Vilas Radio.

“Lo peor de todo, es que son personas que andan sin sus mascarillas, no utilizan alcohol gel y se desconoce su estado de salud, por lo que hemos recibido reclamos de nuestros propios clientes, ya que nosotros exigimos los protocolos sanitarios básicos a nuestros consumidores, pero estos sujetos irrumpen en nuestras áreas privadas afectando la experiencia de nuestra clientela”, detalló.

Asimismo, Jorge Ampuero, administrador de Bull Dog del Paseo Baquedano, declaró que, “no solo el problema se da en los locales, también se ha notado la inseguridad en la vía pública, ya que el control de carabineros es rotativo y no existe un punto fijo de ellos o acciones de otras policías para eventualmente amedrentar a los extranjeros que andan pidiendo comida, dinero, o las personas en situación de calle que sufren de desequilibrios mentales incontrolables, que sin duda han afectado en varias oportunidades a nuestro local y los clientes”, manifestó.

En ese sentido, Gonzalo, garzón de la terraza de Bull Dog, relató un hecho que ocurrió la noche del miércoles, describiendo que, “anoche apareció un hombre que siempre pide, que ya le habíamos dicho que no molestara a los clientes y que no podía ingresar al establecimiento, irrumpió en nuestro espacio y generó desorden en el área, situación que nos obligó a llamar a Carabineros, los que llegaron rápidamente a resguardar nuestra seguridad”, dijo el mesero argentino.

Desde 1998 que en Chile las policías están facultadas para realizar controles de identidad a las personas de las cuales sospechen que cometieron un ilícito, o bien, que van a cometerlo. Pero desde 2016 esas facultades se ampliaron cuando el Congreso aprobó una ley que las autorizó a realizar controles de identidad preventivos. Desde entonces, Carabineros y la PDI pueden controlar a cualquier persona mayor de edad, con o sin sospechas.

En la práctica, eso ha implicado que los controles de identidad se disparen. Si en 2016 se realizaron 1,9 millones fiscalizaciones de este tipo en el país, por parte de Carabineros, en 2020 la cifra llegó a 5,6 millones, según datos recopilados por el Monitor de Seguridad, una iniciativa del centro de pensamiento Chile 21.

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