Una notoria discrepancia se ha instalado en la frontera norte: mientras que Carabineros intensificó los controles vehiculares en la ruta que conecta Arica con el complejo fronterizo Chacalluta, autoridades nacionales y locales descartan que exista un aumento en el flujo migratorio en la zona. Esta medida de seguridad chilena ocurre justo después de que Perú declarara Estado de Emergencia en su lado de la frontera, impulsando un despliegue de policías y militares.
En relación con ello, las acciones policiales entran en tensión con los mensajes transmitidos desde el nivel central. El ministro del Interior, Álvaro Elizalde, ya había asegurado públicamente que no se registraba un alza en la llegada de personas, y el alcalde de Arica, Orlando Vargas, fue más enfático, señalando que la anunciada crisis humanitaria «no existió», e incluso destacó una disminución en el tránsito de turistas hacia Tacna.
Expertos en seguridad analizan el contexto: el experto en Defensa, Gabriel Gaspar, comentó que la decisión peruana de militarizar la frontera es similar a las medidas adoptadas por Chile hace algunos años.
En el ámbito político, el analista Roberto Munita aseguró que, a pesar de las diferencias ideológicas, los candidatos presidenciales comparten una visión similar respecto a la migración.
Finalmente, y en un intento por mejorar la gestión binacional, Chile y Perú acordaron recientemente la creación de un Comité Binacional de Cooperación Migratoria que buscará coordinar políticas de control fronterizo y asistencia humanitaria.
