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LA REVOLUCIÓN QUE NACE EN EL DESIERTO: PROPONEN ZONA FRANCA BINACIONAL DEL COBRE PARA QUE CHILE Y PERÚ DEJEN DE VENDER “SOLO PIEDRA” Y TOMEN EL CONTROL DEL MERCADO MUNDIAL

El modelo presentado por Carlos Escaffi plantea un ecosistema minero-industrial que integre infraestructura logística, plantas metalmecánicas y espacios para empresas globales que quieran producir desde la región. La iniciativa, que requiere acuerdos políticos y empresariales, propone ubicaciones estratégicas en Antofagasta, Atacama, Tarapacá, Moquegua, Tacna o Arequipa, y busca que Chile y Perú construyan juntos una nueva arquitectura industrial para el cobre.

En un salón lleno, bajo luces blancas que parecían recortar el aire, un concepto hasta ahora impensado cayó como una bomba sobre la audiencia del último Jueves Minero: Chile y Perú podrían unir sus fuerzas para crear una Zona Franca del Cobre, un territorio industrial binacional destinado a reescribir la historia económica del Pacífico Sur y desafiar a las potencias metalúrgicas del planeta.

La idea no fue presentada como un simple proyecto: llegó envuelta en un tono épico, casi un manifiesto. Carlos Escaffi, experto en internacionalización y fundador de Relaxiona Internacional, tomó el micrófono y empezó a construir una tesis que dejó a muchos con la sensación de estar presenciando un momento fundacional.

“Por décadas fuimos proveedores silenciosos del mundo”, dijo, mientras en la pantalla se proyectaban cifras que golpeaban como martillazos. “Chile y Perú juntos suman casi el 40% del cobre que mueve las industrias globales, y aun así seguimos actuando como si fuéramos competidores de barrio. Es hora de pensar en grande”.

Y pensar en grande, según Escaffi, significa algo radical: una zona franca minera compartida entre dos países, con puertos integrados, cableado fabricado en origen, metalmecánica avanzada, plantas químicas, corredores logísticos, manufactura para electromovilidad y energía verde… todo en un mismo ecosistema industrial, sin muros burocráticos que entorpezcan la creación de valor.

El cobre: del sueldo de Chile al futuro de una región completa

Durante su exposición, el analista se detuvo en un dato inquietante: hoy, desarrollar un proyecto minero puede tardar hasta 18 años. En los noventa solo tomaba seis.

“El tiempo es el enemigo silencioso de la minería contemporánea”, dijo Escaffi, con un tono más grave.
“Si no modernizamos nuestros procesos, perderemos presencia. Y si no agregamos valor, seguiremos exportando pobreza”.

El concepto fue directo: el cobre ya no puede seguir saliendo del país como mineral apenas procesado. No en un mundo que exige baterías, cables de alta pureza, componentes para autos eléctricos, sistemas de generación renovable y productos manufacturados que multiplican —por diez o por quince— el valor de la materia prima.

Por eso la propuesta va más allá de construir bodegas libres de impuestos. Habla de crear un distrito industrial supranacional, una suerte de “Silicon Valley Minero” entre el desierto de Atacama y el sur peruano.

El mapa del nuevo corredor del cobre

La Zona Franca Binacional podría instalarse —según los primeros análisis— en alguna de estas regiones estratégicas:

  • Antofagasta
  • Atacama
  • Tarapacá
  • Moquegua
  • Tacna
  • Arequipa

Todas vinculadas por puertos profundos, acceso a energía solar inagotable y disponibilidad para incorporar desaladoras que garanticen agua para los procesos industriales.

Uno de los puntos que más sorprendió al público fue la inclusión de un proyecto de infraestructura que, hasta hace algunos años, parecía una fantasía ferroviaria: la posibilidad de un Ferrocarril Binacional del Cobre, diseñado para mover no solo mineral sino productos manufacturados.

El sueño: que desde esta franja industrial compartida salgan cables, tubos, cátodos, partes de paneles solares, piezas para autos eléctricos y soluciones tecnológicas listas para los mercados de Asia, Europa y Norteamérica.

Un laboratorio de integración política y económica

El plan contempla un modelo de gobernanza inédita: un directorio mixto entre los Estados de Chile y Perú, empresas privadas, gremios mineros y representantes de comunidades locales.

No sería una zona sin ley ni un oasis empresarial, sino un laboratorio continental de cooperación productiva, sustentado sobre acuerdos vigentes como el TLC Chile–Perú y otros tratados de integración.

Según Escaffi, esta estructura permitiría:

  • Reducir tiempos de inversión.
  • Aumentar competitividad global.
  • Garantizar estabilidad regulatoria.
  • Crear cadenas de valor en territorios históricamente relegados.
  • Atraer industrias internacionales que quieran operar desde el origen del cobre.

Tenemos relaciones bilaterales maduras, sólidas y con un potencial enorme”, insistió. “Este es el momento para dar un salto que cambie el mapa industrial del planeta”.

El trasfondo político: una oportunidad o una tormenta

Aunque el anuncio resonó como una promesa de prosperidad, también abre múltiples preguntas:

  • ¿Están los gobiernos dispuestos a ceder parte del control aduanero a un ente binacional?
  • ¿Habrá voluntad política para armonizar regulaciones ambientales, tributarias y laborales?
  • ¿Aceptarán los gremios mineros compartir infraestructura estratégica?

Por ahora, lo cierto es esto: la industria global mira a Chile y Perú como abastecedores eternos del cobre del futuro, pero ambos países comienzan a discutir si quieren ser —por fin— algo más que eso.

Un proyecto que podría cambiar el destino de dos naciones

La propuesta de la Zona Franca del Cobre no es solo un plan técnico.
Es una narrativa de época, un llamado a decidir si la cordillera y el desierto seguirán separándonos o si, por primera vez, pueden convertirse en el puente que nos haga protagonistas del mercado global.

Si avanza, podría nacer en pleno norte del continente una potencia industrial de clase mundial.
Si fracasa, quedará como la gran oportunidad perdida para transformar la historia económica del cobre.

Por ahora, el debate ya está instalado… y promete incendiar el tablero político, empresarial y social de ambos países.

Belén Pavez G., Periodista y Locutora. Licenciada en Comunicación Social. Productora general y Directora de prensa en Vilas Radio. Música y Cat lover.

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