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JUSTICIA EN EL FIN DEL MUNDO: LA PRIMERA CONDENA POR VIOLACIÓN EN LA ANTÁRTICA CHILENA YA ES DEFINITIVA

Ni el hielo eterno ni la distancia más extrema lograron sepultar la verdad. A miles de kilómetros del continente, en uno de los territorios más aislados del planeta, se cometió un crimen que tardó años en llegar a tribunales, pero que finalmente obtuvo una respuesta judicial histórica.

La Antártica, sinónimo de ciencia, cooperación internacional y condiciones extremas, fue escenario de un hecho que quebró ese ideal. La Corte de Apelaciones de Punta Arenas confirmó de manera unánime la condena contra el biólogo chileno Jorge Gallardo Cerda, sentenciado por el delito de violación consumada en contra de una científica francesa. Con esta resolución, la pena de 300 días de presidio efectivo quedó firme y ejecutoriada, marcando un precedente sin igual en el territorio antártico chileno.

Un crimen en la zona más aislada del planeta

Los hechos se remontan a febrero de 2019, cuando ambos científicos participaban en labores de investigación en la Península Byers, en la Isla Livingston, archipiélago de las Shetland del Sur. Allí, en un campamento base levantado sobre hielo y rocas, compartían una carpa como parte de la rutina logística propia de las expediciones científicas.

Fue en ese espacio reducido y en condiciones extremas donde, según acreditó el tribunal, ocurrió la agresión sexual. Un delito cometido en un contexto de absoluto aislamiento, sin testigos directos, lejos de centros urbanos y bajo un clima hostil que dificultó cualquier reacción inmediata.

Recursos rechazados y sentencia ratificada

La defensa del condenado intentó revertir el fallo mediante recursos ante el tribunal de alzada. Sin embargo, la Corte de Apelaciones desestimó cada uno de los argumentos y confirmó íntegramente la sentencia dictada por el Tribunal Oral en lo Penal de Punta Arenas.

El fallo sostuvo que durante el juicio oral se logró probar de forma contundente la ocurrencia del delito y la responsabilidad penal del acusado, incorporando además una perspectiva de género, elemento que fue destacado por el Ministerio Público como clave para comprender la dinámica de los hechos y la situación de vulnerabilidad de la víctima.

Investigar en el extremo del mundo

La causa no estuvo exenta de dificultades extraordinarias. Investigar un delito ocurrido en la Antártica implicó enfrentar barreras logísticas, científicas y humanas poco comunes en el sistema penal chileno.

El fiscal regional de Magallanes y de la Antártica Chilena, Cristian Crisosto, reconoció que se trató de una de las investigaciones más complejas de su carrera. La lejanía del lugar, la escasez de evidencia física, el paso del tiempo y la necesidad de reconstruir los hechos en un entorno que prácticamente desaparece con cada temporada antártica, pusieron a prueba al equipo investigador.

Aun así, la Fiscalía logró reunir pruebas suficientes para acreditar el delito, demostrando que incluso en los confines del planeta la justicia puede abrirse camino.

Por qué la pena fue menor

Pese a la gravedad del delito, la sanción impuesta fue de 300 días de presidio efectivo, una cifra que generó debate público. La explicación está en la aplicación de la figura de la media prescripción, contemplada en el artículo 103 del Código Penal, la que permitió rebajar la pena en varios grados debido al tiempo transcurrido entre el hecho y el inicio de la persecución penal.

El propio fiscal Crisosto reconoció que la cuantía de la pena puede ser discutible, pero subrayó lo esencial: la obtención de una sentencia condenatoria por un delito sexual cometido en condiciones extremas y que durante años pareció imposible de juzgar.

La denuncia y las secuelas

La víctima formalizó la denuncia recién en 2023, tras convivir durante años con secuelas psicológicas persistentes, según se expuso durante el juicio. El tribunal estableció que el delito se enmarcó en el artículo 361 N°2 del Código Penal, que sanciona la violación cuando la víctima se encuentra en una situación que le impide oponerse a la agresión.

Ese reconocimiento judicial fue clave para validar el relato de la denunciante y derribar los silencios impuestos por el miedo, la distancia y el peso de un entorno dominado históricamente por hombres.

Un precedente que queda escrito en el hielo

Más allá de la pena concreta, el fallo ya forma parte de la historia judicial chilena. Es la primera condena por violación dictada por hechos ocurridos en el territorio antártico chileno, un precedente que envía una señal clara: no existen zonas grises ni territorios sin ley cuando se trata de delitos sexuales.

Desde ahora, la Antártica ya no es solo un laboratorio natural para la ciencia. También es el lugar donde quedó demostrado que, incluso en el fin del mundo, la justicia puede —y debe— llegar.

Belén Pavez G., Periodista y Locutora. Licenciada en Comunicación Social. Productora general y Directora de prensa en Vilas Radio. Música y Cat lover.

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