
En el marco del aniversario número 20 del rescate de las salitreras Santiago Humberstone y Santa Laura como Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO (2005), es que la fotógrafa y gestora cultural, Claudia Gleixner Carabelli, lleva al sur de Chile, exactamente a la Casona Cultural de Panguipulli, la exposición “Huellas del Salitre; un proyecto financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes (FONDART) Convocatoria 2025, y apoyado por la Corporación Museo del Salitre.
La muestra se inauguró recientemente junto a profesoras y estudiantes de 5to básico del Liceo People Help People de Panguipulli, y contó con la presencia del clarinetista Elisandro Lozada. Ésta se exhibirá hasta el 3 de agosto.

“Huellas del Salitre”, reúne arte, historia y patrimonio desde una mirada íntima para conmemorar a la cultura pampina y el proceso de rescate patrimonial de ambas salitreras. Se exhiben 20 fotografías de la autora junto a una muestra de objetos de las salitreras de antaño, gentileza de la Corporación Museo del Salitre. Se complementa la exposición con códigos QR que invitan a las familias, niños, estudiantes y profesores a explorar la historia y proceso de rescate de las salitreras de manera lúdica e inclusiva, a través de textos y audios.
La serie fotográfica fue exhibida en la Casa de la Cultura en Iquique en 2016 y en el Centro Cultural de Las Condes en 2018. Posteriormente recibió el premio “Fotografía Revelación” otorgado por el Círculo de Críticos de Arte de Chile. Luego de la pandemia no ha vuelto a ser exhibida hasta el día de hoy, buscando seguir recorriendo Chile para acercar parte de nuestra historia y nuestra cultura a distintos rincones de nuestro país.
Introducción a la Exposición
Las salitreras de Chile forman parte de la historia de Chile y del mundo. Tras el cierre de las oficinas durante el siglo XX, se convirtieron en vestigios abandonados en el desierto más árido del planeta. Las Oficinas Santiago Humberstone y Santa Laura fueron rescatadas y salvaguardadas gracias a un equipo transversal y multidisciplinario comprometido de manera ejemplar. En 2019 salieron de la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro entre aplausos y reconocimientos internacionales. Historia poco conocida en nuestro país.
Mirada íntima
Hoy, en los espacios interiores de las Oficinas Santiago Humberstone y Santa Laura, se devela la presencia de luces y sombras, elementos visuales que en las imágenes presentadas simbolizan la esperanza y rudeza de la época del “oro blanco” en el siglo XIX y XX. El trabajo fotográfico requirió del estudio en terreno de los recursos de luces, sombras, tonos y atmósferas en el marco de un lenguaje compositivo intencionado que invitan al observador a un espacio de diálogo con el pasado, para resignificarlo en el presente y junto a las nuevas generaciones.
La importancia del rescate y legado patrimonial
Para la fotógrafa Claudia Gleixner, quien realizó el año 2003 su diplomado en Producción y Comunicación Cultural en la Universidad Ramón Llull en Barcelona, comenta: “De acuerdo con definiciones ya existentes, el patrimonio cultural, como legado, por un lado es herencia cultural adquirida y, por otro, resignificación del presente. De esta manera los objetos y bienes resguardados adquieren razón de ser en la medida en que se abren a nuevos sentidos y se asocian a una cultura presente que los contextualiza, los recrea e interpreta de manera dinámica. En este punto encontramos un valor esencial del patrimonio cultural para la sociedad: su potencial transformador, al decidir qué queremos abrazar y resignificar de esa herencia como legado para seguir evolucionando en el presente y en el futuro”.

Añadió que este ejercicio, creativo enriquece de infinitas maneras. “Desde la perspectiva cultural nos proporciona una conexión con nuestro pasado y nuestra herencia fomentando un sentido de pertenencia y de memoria colectiva bajo una historia en común. Desde la perspectiva educativa, ofrece oportunidades de aprendizaje y evolución junto a las nuevas generaciones en el presente. A nivel económico, puede impulsar el turismo cultural, lo que genera ingresos y empleo en las comunidades locales, junto con transmitir al mundo nuestros procesos, evoluciones y legados. Su preservación promueve en cierta medida un sentido de responsabilidad social y ética trascendental”.