La UNAB otorgará su máximo reconocimiento a Dorothy Pérez por su rol en fortalecer la probidad y la fiscalización del Estado tras asumir como primera mujer al mando de la Contraloría. El galardón será entregado hoy junto a premiaciones a Apolinaria García, Joaquín Fermandois, Enseña Chile, Bárbara Hernández y Carmen Gloria Larenas.
La tarde de este miércoles 17 de diciembre promete algo más que protocolo universitario. En el histórico Salón Colonial del Campus Casona Las Condes, la Universidad Andrés Bello no solo entregará un premio: levantará un estandarte. Entre aplausos, cámaras y la expectación política del momento, la institución distinguirá a Dorothy Pérez como Figura del Año 2025, un título que, en el escenario actual, parece casi una declaración de principios sobre transparencia, fiscalización y poder cívico.
Pérez —primera mujer en asumir la Contraloría General desde 1927— no llegó a ese sitial por casualidad ni comodidad. Su irrupción en noviembre del 2024 significó algo más parecido a un remezón institucional: investigaciones de alto perfil, insistencia en la probidad como moneda legítima del Estado y una defensa férrea del control público que puso nerviosos a más de uno. El país observó. Algunos aplaudieron. Otros se incomodaron. Pero nadie quedó indiferente.
Por eso, cuando la UNAB la destaca este año, no se trata solo de honores académicos, sino de leer el pulso del país: un Chile que exige cuentas claras, eficiencia y una administración pública sin sombras.
Un escenario cargado de simbolismo
El Premio al Mérito 2025 no coronará únicamente a la abogada. Será una constelación de figuras provenientes de mundos distintos, pero unidas por la idea del aporte real y comprobable:
- Apolinaria García, referente científica, cuyo trabajo sobre Helicobacter pylori abrió un camino pionero hacia la prevención del cáncer gástrico en Chile.
- Joaquín Fermandois, voz histórica y académica en el debate nacional.
- Enseña Chile, movimiento educativo que desafía desigualdades allí donde el aula marca destino.
- Bárbara Hernández, atleta de aguas imposibles que convirtió el hielo en escenario deportivo y bandera medioambiental.
- Carmen Gloria Larenas, gestora cultural que ha transformado y modernizado el Teatro Municipal como plataforma, símbolo y escuela pública del arte.
La diversidad parece deliberada: ciencia, educación, deporte, cultura, historia e institucionalidad. Un mapa del país posible.
“El mérito como punto de partida”
Para la UNAB, este galardón no es vitrina, sino señalamiento. El rector Julio Castro —quien encabezará el jurado acompañado de figuras como el exarquero Claudio Bravo— afirma que el mérito es hoy una brújula necesaria: en épocas tensas, donde la confianza se erosiona rápido y la conversación pública se fragmenta, visibilizar trayectorias ejemplares se vuelve casi un acto político en sí.
Y aunque la ceremonia pueda parecer solemne, el trasfondo no lo es: la universidad insiste en que honrar estas trayectorias no busca decorar paredes, sino inspirar oficio, ciudadanía activa, investigación, innovación y compromiso social.
Pérez: símbolo de una época
Formada en la Universidad de Chile, con especializaciones en gestión, políticas públicas y una carrera larga dentro de la Contraloría, Pérez representa un tipo de liderazgo que parece destinado a marcar época: técnico, directo, sin concesiones mediáticas, pero con impacto visible.
Su sello ha sido claro: modernizar mecanismos de fiscalización, poner la lupa sobre los recursos públicos y defender la transparencia con una firmeza que algunos califican como revolucionaria para la administración estatal chilena.
Que hoy sea coronada como Figura del Año por una institución académica no es anecdótico: es síntoma. Chile está mirando a quienes empujan cambios concretos.
Un país interpelado
El Premio al Mérito 2025 no pretende ser neutro.
En un Chile donde la ciencia combate enfermedades, donde la educación busca romper desigualdades, donde la cultura intenta expandir horizontes y donde el deporte inspira resiliencia, la elección de estas figuras habla de un país que reconoce que su desarrollo no ocurre en discursos, sino en labor sostenida.
Y en esa constelación, Dorothy Pérez aparece como emblema de un reclamo ciudadano: la exigencia de instituciones que funcionen, que respondan y que transparente sus acciones.
