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CUANDO EL PLACER DE BRINDAR ACABA CON LA VIDA: HISTORIAS DE ALCOHOL Y ADICCIÓN

“Única, grande y nuestra”, “más cuerpo, más sabor”, “la calidad va por dentro”, “tres medallas”, “tres estrellas”… en fin. Si se da cuenta no nombramos ninguna marca, pero usted sabe perfectamente de qué cosa estamos hablando.

Tan internalizado tenemos el tema del alcohol en nuestras vidas que lo relacionamos siempre a la fiesta, al jolgorio, a las noches interminables y un largo etcétera.

Nunca falta la excusa para brindar aunque sea solo. Si hace calor: una cerveza; si hace frío: una piscola; para el almuerzo: una copa de vino. Si gana el equipo deportivo alzamos la copa… y si pierde, también.

Es que el descorchar la champaña cuando se celebra algo importante y el llorar con la copa en la mano cuando un familiar ya ha partido; no significa que sea un acto malo en sí mismo. El problema parte cuando todo lo anteriormente descrito se sale de control y se comienza a perder el dominio de las acciones.

En el grupo de Alcohólicos Anónimos de Iquique -que funciona a un costado de la parroquia de San Antonio de Padua- nos recibieron con agrado y muy abiertos a contar sus experiencias a Vilas Radio 100.1 FM.

Como en esta agrupación no se dan las identidades, con el permiso de él, sólo lo llamaremos por su primer nombre: Guillermo.

Guillermo nos contó que el alcohol no se tornó tan “entretenido” en su vida,  y puso un ejemplo: “La muerte por cirrosis es algo que no se lo doy a nadie. Mi hermano murió de cirrosis, y la niña de la funeraria nos pidió permiso para poder rajar el cadáver de mi hermano para que expulsara los gases, porque de lo contrario podría reventar dentro del cajón. Es muy doloroso”.

Él mismo nos comentó que lleva 32 años sin consumir una gota de alcohol, y lo hizo luego que su ex mujer y sus hijos lo obligaran a acudir a Alcohólicos Anónimos: “Mis hijos quedaron traumados, no toman alcohol, seguramente porque veían como yo quedaba durmiendo todo meado y vomitado en el baño, o porque sabían que yo le pegaba a su madre”.

Nadie podría pensar hoy, viéndolo con su ropa bien planchada, su pelo cano bien acomodado y sus manos gastadas que durante años fue un energúmeno que maltrató y dio mala vida a su familia, todo por culpa del maldito trago que era el detonante para que se transformara en un ser que hoy él mismo desprecia.

“Pienso en lo poco hombre que fui” dice con voz sincera. Guillermo está arrepentido y afortunadamente logró sobreponerse al destino y recuperó a su familia; bueno, no volvió con la que fuera su mujer, pero sí pueden compartir agradablemente en una misma mesa, gozando hoy de los hijos y nietos.

Mario, con 55 años en el cuerpo y 38 de ellos como alcohólico, nos cuenta con total sinceridad que se siente frustrado, pues vio morir a sus padres y nunca les dio la satisfacción que ellos lo vieran sobrio.

“Yo estaba borrachísimo cuando murió mi madre. Lo último que hablé con ella, fue cuando me dijo, ‘hijo, ahí hay unas monedas para tu pasaje’ y ni siquiera me di vuelta a mirarla. Luego llegué a mi universidad y al rato me llamaron que mi madre ya había muerto. Yo lejos de dejar el alcohol, me emborraché mucho más por años, echándome la culpa por la muerte de ella”.

Nuestro entrevistado es boliviano, y dice que ha estado en Chile en diferentes ciudades trabajando, pero siempre antes de cambiar averigua si hay grupos de “doble A” en donde irá a laborar, pues él debe estar constantemente en las reuniones. Él nos explica la razón de aquello:

“El ser alcohólico es una enfermedad que te acompaña toda la vida, es como la diabetes o la hipertensión; hay que cuidarse y controlarla siempre. Yo llevo más de una década sin probar un trago, sin embargo sigo siendo alcohólico porque es una enfermedad de la mente, no debo descuidarme; más ahora que mi pareja me entiende y me apoya”.

En cierta manera los testimonios de Guillermo y Mario nos evocan un sentimiento muy profundo de arrepentimiento por cada trago mal bebido.

En Iquique funciona hace más de una década el Hospital de Día (Dependiente del Hospital de Iquique), en donde un grupo multidisciplinario recibe absolutamente gratis a una gran cantidad de personas que necesitan vencer sus adicciones para poder recuperar sus familias, trabajos y en definitiva, quedar aptos para ser un aporte a la sociedad.

La directora suplente del lugar, Mónica Rabucco nos recibió y nos comentó acerca de cómo el alcohol o cualquier droga logran crear una falsa sensación de bienestar en el organismo, distorsionando la realidad muchas veces.

También nos explicó: “Las personas vienen y tiene una hospitalización diurna, desde las 8 de la mañana hasta las 3 de la tarde; para personas que tiene una patología dual, entiéndase, como personas que tienen un trastorno psiquiátrico severo asociado a una problemática de consumo de alcohol o drogas”.

En las tardes funciona el lugar pero sólo para aquellas personas que tengan problemas de consumo. De 5 a 8 de la tarde. En este grupo nos comentó Mónica casi la mitad de los asistentes son alcohólicos, y se repite el mismo fenómeno de la mañana en donde “el inicio de los consumos es el alcohol”, es como la puerta de entrada a las demás drogas.

La directora expresó: “el gran drama que tenemos con el alcohol es que las personas tienen normalizado el consumo”, por lo que no se darían cuenta que están haciéndose un daño; es más “tenemos un aumento de los llamados para obtener un cupo siempre en los meses de fin de año, en los mundiales de fútbol y en septiembre. Tenemos mucha gente”.

Volvemos al inicio del reportaje, pues ella nos habla de la publicidad que está aparejada al licor: “Viene el comercial en donde las personas consumen alcohol y son triunfadores, ganan siempre, tienen buenos autos, salen alrededor de mujeres hermosas… entonces hay una normalización del consumo”.

¿Qué podemos hacer para que las personas se den cuenta que tienen un problema con el trago?

Mónica nos respondió: “Precisamente es cuando la persona comienza a creer que ‘no tiene dificultades con el consumo’ y las personas del entorno se dan cuenta que sí hay problemas. Es la familia la que da la alerta si es que uno tiene actitudes negligentes, si les empieza a dar lo mismo el llegar a trabajar, etcétera”.

Ahora, en los más jóvenes es más difícil pesquisarlo, pues el acto beber sin control no ocurre en la misma casa, sino en otros espacios. “Es ahí donde tenemos que poner el foco, en promover que no consuman, pero sin demonizar el consumo mismo. Es fuerte ahí el trabajo que deben hacer los profesores en los colegios y liceos para poder hacer una búsqueda”.

Le preguntamos a ella, qué caso de sus pacientes más le ha impactado y decidió contar dos, uno con final triste y otro con alegría.

“De inmediato se me viene a la mente el caso de un hombre que era profesional, de hecho era el primero de su familia, y sus abuelos habían hecho un gran esfuerzo para que él concretara una profesión. Sin embargo, él comenzó con un consumo en espacios deportivos –jugaba fútbol y luego bebía, todos los fines de semana- Luego viene una crisis matrimonial junto con la cesantía. Él se sumió en el alcohol; el trago fue la respuesta para no vivir sus problemas”.

En ese momento, Mónica nos reitera el problema de la normalización del alcoholismo, pues, como estaba apenado “todo el mundo entendía que necesitaba beber para ahogar las penas. El tema es que cuando encontró un nuevo empleo el alcohol ya era un hábito y por ende perdió ese trabajo; lo mismo con las parejas amorosas, no lograba rehacer su vida, los hijos terminaron alejándose y él estuvo en distintos tipos de tratamiento, estuvo incluso hospitalizado para desintoxicarse y no adhirió a ningún programa para dejar su vicio, y termina muriendo de cirrosis”.

La profesional se emocionó y entregó su reflexión: “Fue duro para todo el equipo que trabajamos con él, pues sentimos que llegamos tarde”; pues a juicio de ella, el problema de esta persona no era el alcohol en una primera instancia, sino que era la pena.

Por otro lado, hay casos en los que triunfa la fuerza de voluntad: “Recuerdo a un hombre que llamó muy desesperado porque el perdía la conciencia cuando bebía, entonces el despertaba y tenía la cocina encendida, había hecho llamados telefónicos, tenía pérdida de dinero, depósitos… El cumplió un programa de 8 meses con nosotros y luego se mantuvo en seguimiento por dos años … ahora lleva tres años sin ‘beber/problema’ –que es como le llaman a las recaídas- en donde él no recupera a su pareja, pero sí recupera su vida, a sus hijos y nietos”.

Ese hombre es Omar Cuéllar, taxista, quien dominó su mente y salió de este pasado oscuro. Conversamos con él sentado en su hermoso vehículo de techo amarillo, el que aún tiene olor a nuevo.

“Me di cuenta que tenía un problema cuando perdí a mi familia. Ahí recién vi que era tiempo de parar. El apoyo del equipo del Hospital Día es fudamental pues me ayudaron y contuvieron cuando tuve recaídas”.

Omar reconoce que partió bebiendo a los 15 años y que lo “mejor de todo” es que nunca avanzó a otras drogas, sólo fue adicto al trago. Nuestro entrevistado nos comentó que el ‘copete’ lo hizo “perder un matrimonio, luego perdí una nueva pareja que logré tener, y finalmente fueron mis hijos los que me apretaron fuerte para parar este tema”.

Para él es muy importante entregar este testimonio con nombre y apellido para que la gente sepa que se puede salir de la adicción: “Hoy me llevo muy bien con mi ex señora y con mi ex pareja, hay una amistad muy linda, y podemos compartir en la misma mesa”.

Hoy tiene varios autos trabajando de taxi, dando trabajo a otras personas; todo esto gracias a su esfuerzo. 

¿QUÉ HACER PARA CREAR CONCIENCIA?

La directora suplente del Hospital de Día cree que deberíamos como sociedad tener un trabajo más duro en cuanto a la prevención del alcoholismo, no prohibiendo los productos, sino estableciendo parámetros para la venta y publicidad de los bebestibles.

Justamente hace algunas semanas se aprobó por parte del congreso la nueva ley de etiquetado y rotulación de bebidas alcohólicas; la que no busca “prohibir”, sino más bien “desincentivar”.

El director regional de Tarapacá del Servicio Nacional de Drogas y Alcohol, SENDA, Claudio Jiménez nos explicó en qué consiste esta ley: “La compra de cualquier bebida alcohólica va a tener que ser con el carnet de identidad a todo evento, sí o sí; ya no va a ser por la edad que pueda deducir el vendedor, sino que con cédula en mano”.

Otro cambio nos explicó Jiménez es: “La prohibición de ingreso a cualquier menor de edad a locales que vendan trago; y también de va impedir que las marcas de cerveza, licores o vino puedan auspiciar eventos deportivos”.

Por dar un ejemplo, cuando entre en vigencia total la ley, a fines de este 2021, ya no podrán los equipos de fútbol tener de auspiciador a una marca alcohólica, como pasa hoy con Colo Colo y “Pilsen del Sur” y con las selecciones chilenas masculina y femenina con “Cerveza Cristal”.

De todas maneras, el director de Senda explicó que una vez promulgada la ley, su efecto no será inmediato, pues va a haber un período de transición en la Ley para que los equipos deportivos y las instituciones, bajo los contratos que tienen firmados, se puedan adecuar, que es de 36 meses desde que se apruebe el reglamento… O sea hay tiempo.

Jiménez complementó: “Habrá también un horario especial para poder hacer publicidad de este tipo de productos en radio y televisión, y desaparecerán las gigantografías y letreros”.

VIOLENCIA Y ALCOHOL: MEZCLA PERVERSA

“Yo le pegaba a mi señora cuando ella me decía que dejara de tomar, que ya estaba bueno. Eso no es sano para nadie”. Eso nos dijo Guillermo de Alcohólicos Anónimos.

“Al tercer o cuarto vaso, ya estaba buscando con quien agarrarme a combos. Fue raro el día en que no llegara con un moretón a la casa”, Nos contó Mario, también de Doble A.

“Había violencia física, verbal y sicológica de mi parte y hacia mí, por eso se acabó mi matrimonio… hubo golpes de lado y lado”, nos confidenció Omar Cuéllar.

No sabemos a ciencia cierta si es primero la agresión o el alcohol, o si el alcohol es el detonante de la violencia, o la violencia detona las ganas de tomar. Una interrogante que importa bien poco cuando los resultados son palpables.

Desde el Senda nos cuentan que han podido acceder a los datos de los diferentes consejos mensuales de seguridad pública en niveles regionales, provinciales y comunales. De ellos se desprende: “En término de las denuncias por VIF y sus motivos hay que decir que efectivamente han subido los llamados y denuncias por agresiones dentro de los hogares en medio de este contexto de pandemia, acompañado por el deterioro de la salud mental”.

El director nos expuso que no se puede acreditar que el alcohol sea el detonante de las denuncias, sin embargo, “se está haciendo un trabajo en el sentido de promover que las víctimas denuncien al fono 1455 del Servicio de la Mujer, y hacemos el llamado para que las personas mantengan un autocontrol y no escalar en la violencia”.

Opinión contrapuesta es la que se puede pesquisar en otras partes, por ejemplo, desde el Hospital de Día nos afirman que de toda la gente que atienden cerca del 60% han tenido problemas de violencia intrafamiliar.

¿BEBER O NO BEBER?

Para cerrar, y poder graficar el daño que produce el trago queremos poner un ejemplo que nos lo dio Omar Cuéllar: “A tal nivel de inconsciencia llegué que una vez estaba peleando solo frente a un espejo, creyendo que estaba discutiendo con alguien… imagínese la absurda imagen”.

A modo de conclusión, el asunto no es que las personas no beban alcohol, el asunto es cuando las personas no son capaces de controlarse cuando toman alcohol.

Todos los entrevistados coinciden en algo: el culpable no es el licor, es como la persona se comporta cuando bebe. No es necesario llegar a perder la conciencia, a pelear con alguien por razones estúpidas, a vomitar y no acordarse de lo que pasó, no es necesario amanecer durmiendo en la calle sin dinero y todo meado o pelear frente a un espejo para asumir que se tiene un problema. De hecho, como consejo, tal como aparece en los envases de cerveza y vino: “BEBA CON MODERACIÓN”… créanos que a la luz de lo expuesto, si hace caso a esa frase se ahorrará una vida de problemas.

Reportaje: Gustavo Soto.-

¿Desea saber si usted necesita ayuda para problemas de alcohol?

Los invitamos a hacer el autoexámen de AA:
https://www.alcoholicosanonimos.cl/autodiagnostico

Hospital de Día: Dieciocho de Septiembre 2005, Iquique, Tarapacá

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