
La Cancillería envió un manual de 22 páginas sobre lenguaje inclusivo y no sexista a todos sus funcionarios, con el objetivo de promover una comunicación más igualitaria y respetuosa. El manual sugiere múltiples cambios en el lenguaje utilizado en el trabajo diario, con el fin de evitar la exclusión de mujeres y diversidades sexuales y de género.
Entre las propuestas del manual se encuentran cambiar expresiones como «niños y niñas» por «niñas y niños», o «los viajeros frecuentes» por «personas que viajan frecuentemente». También se sugiere utilizar términos como «personas que se dedican a la agricultura» en lugar de «agricultores».
El objetivo del manual es evitar el androcentrismo en el lenguaje, que se define como una perspectiva que pone al hombre como la medida de todas las cosas. Según el manual, esto ha influido profundamente en la forma en que usamos el lenguaje, excluyendo a las mujeres y a las diversidades sexuales y de género de la narrativa lingüística.
El manual proporciona varios ejemplos de cambios que se pueden hacer en el lenguaje, como reemplazar «hombre» por «humanidad» o «persona pública» en lugar de «hombre público». También se sugiere utilizar términos como «la ciudadanía» en lugar de «los ciudadanos» y «la planta funcionaria» en lugar de «los funcionarios».
El manual entrega estrategias para el uso de lenguaje inclusivo, como cambiar el uso del término «los alumnos» por «el alumnado» o «el personal» en lugar de «los trabajadores». También se sugiere evitar expresiones estereotipadas o estigmatizantes, como «crisis migratoria» o «problema migratorio», y reemplazarlas por términos más objetivos como «flujo migratorio».