
La presencia de la mosca de la fruta (Ceratitis capitata) vuelve a encender las alarmas en Chile. Durante el último año se ha registrado un aumento preocupante de los focos de esta plaga cuarentenaria, que pasaron de cifras históricamente bajas a 42 focos confirmados, afectando principalmente a las regiones de Arica y Parinacota, Coquimbo y Valparaíso.
El impacto ya se siente en la agricultura. Gabriel, un productor de uva de San Esteban (Valparaíso), relató que en 2023 perdió la totalidad de su producción, equivalente a más de 35 millones de pesos, tras detectarse un foco de la plaga a pocos metros de su campo. “Fue la ruina: perdí el 100% de la cosecha, un año sin ingresos y con todos los gastos igual encima”, comentó.
El problema podría agravarse de cara a la primavera y verano, cuando se intensifica la producción de frutas y las condiciones climáticas favorecen la reproducción del insecto. “Estamos todos los días con la espada de Damocles sobre nuestras espaldas. Si el SAG logra erradicar la plaga antes de diciembre podremos cosechar, pero si no, otra vez no habrá producción ni ventas”, agregó Gabriel.
La mosca de la fruta afecta a una amplia variedad de cultivos, entre ellos cítricos, tomates, cerezas, uvas y duraznos, por lo que el riesgo no se limita a un solo rubro ni a una sola región. Los gremios advierten que, de mantenerse la tendencia, no solo los agricultores sufrirán pérdidas, sino que también el consumidor nacional podría enfrentar problemas de abastecimiento y alzas de precios.
El aumento de focos estaría vinculado a diversos factores: el mayor ingreso de turistas, el transporte terrestre de productos sin control sanitario y, especialmente, el incremento del tránsito por pasos fronterizos irregulares, donde no existe fiscalización.
Desde el gobierno, se han intensificado las medidas de erradicación. El Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) realiza labores diarias de control en las zonas afectadas, mientras que se espera una coordinación mayor con otros organismos del Estado. “Es clave que Interior, Defensa, Aduanas y también Impuestos Internos se involucren en la persecución de los productos que ingresan de manera irregular y terminan en centros de distribución”, señalaron autoridades del sector.
Para los productores, el desafío es enorme. “Chile es un país libre de mosca de la fruta y eso ha sido un sello de nuestra agricultura exportadora. Si ese estatus se pierde, no solo los agricultores, sino toda la economía nacional se verá afectada”, advirtieron dirigentes gremiales.
La situación mantiene en alerta a la Región de Arica y Parinacota, que por su condición de frontera norte concentra la mayor cantidad de focos y constituye la primera línea de defensa para impedir la expansión de la plaga hacia el resto del país.