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«A 600, DOS POR MIL»: LA HISTORIA DE LOS MANICEROS MARTA Y LUIS

A un costado del servicentro Copec de Vivar con San Martín el aroma a caramelo del maní confitado y las palomitas hace olvidar por segundos la vorágine en la que vivimos los iquiqueños en tiempos de pandemia.

Es que el crocante sonido del maní con cristalizada azúcar es capaz de saciar no solo el hambre sino que también la ansiedad de aquellas personas andan corriendo de un lado a otro en pleno centro de la ciudad.

En Vilas Radio 100.1 FM conversamos dos expertos en este producto. Hace 8 años que Luis Brito Navarro y su familia se han dedicado al rubro del maní y las palomitas, antes de la presente cuarentena lo hacían en pleno centro, hoy se ubican afuera de su casa.

«Estoy enteramente agradecido de todos lo que nos ayudaron a poder emprender familiarmente, como por ejemplo el exalcalde Soria y de su hijo, quienes nos dieron la posibilidad de establecernos formalmente para poder trabajar con el carrito» nos explicó don Luis.

Marta Quintana trabaja también en el rubro y adhiere a la opinión anterior, además declaró: «Todo comenzó cuando me vine a Iquique, pues yo soy de Copiapó. Me vine luego que murió mi mamá, pensé en quedarme un par de años y al final he hecho una vida aquí».

La señora Marta nos contó que antes ella trabajaba «apatronada, en tiendas comerciales, como vendedora, promotora y ejecutiva; sin embargo un día mi hijo me enseñó esto del maní y desde ahí que he trabajado mucho más libre, todo lo que yo gano es para mí, esa libertad no tiene precio».

Le invitamos a que cuando pase en auto o a pie por calle San Martín después del servicentro no deje de llevar su maní confitado, pues ayudará a esforzadas y buenas personas a seguir saliendo adelante con un trabajo digno, dulce y lleno de cariño.

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