Se la conoce hace más de 60 años, pero solo en las últimas dos décadas se ha logrado cacarterizar adecuadamente: es la Falla de San Ramón, un importante objeto geológico para la ciudad de Santiago, dado que es una falla activa que está emplazada en una zona de alta densidad poblacional.
Con una extensión de 50 km en sentido norte-sur, la falla está ubicada entre los ríos Mapocho y Maipo, cruzando las comunas de Vitacura, Las Condes, La Reina, Peñalolén, La Florida y Puente Alto. Incluso, nuevos cálculos afirmarían que se prolonga hasta Lo Barnechea y Pirque.
Al ser tan larga, inversa y poco profunda en la corteza terrestre -de inclinación moderada que golpea hacia el suroeste o noreste-, cada vez que se produce una saga de sismos en la Región Metropolitana, despierta la inquietud de muchos, ya que se estima que más de tres millones de personas se verían afectadas.
Con todo ello, la búsqueda de respuestas y soluciones han traído un reciente resultado: luego de cinco años de investigación, el Departamento de Geología U. de Chile anunció el hallazgo de una nueva evidencia física, la que alerta que esto sería grave, pues deberían haber al menos 380 metros de distancia entre la falla y la urbanización para proteger a las personas de un próximo posible terremoto.
«La falla tiene la característica de ser “inversa”. O sea, tiene una superficie a lo largo de la cual ocurren movimientos de bloque tectónicos y que, además, rompen la corteza terrestre hasta la superficie», señala el informe.
Según los hallazgos de esta exploración académica, el 55% de esa superficie se encuentra urbanizada, más de 1.6 millones de personas viven por donde pasa la falla. Desde 1960 el crecimiento urbano solo se ha acelerado hacia ella, pero la falla aún aún no ha sido considerada como “peligrosa” en el Plano Regulador de la capital de Chile. Sin embargo el gobernador Claudio Orrego anunció en agosto que se trabajaría en un la actualización de éste, en el que ya no se permitiría construir sobre ella.
Cabe señalar que en noviembre de 2023 excavaron una trinchera paleosismológica en el sector. Ahí, observaron directamente la falla geológica, cosa que permite acreditar que el punto más austral de la Falla de San Ramón ha sido detectado.
