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PESE A PROBLEMAS DE LOGISTICA METALLICA ENTREGÓ UN SHOW ÉPICO EN CHILE

Una hora de retraso tuvieron que esperar los fanáticos de la banda norteamericana, donde dentro de la desesperación por ver grupo de metal, a eso de las 22:00 horas, el sonido The Ecstasy of gold, la pieza de Ennio Morricone (original de la película El bueno, el malo y el feo), daba la señal clara que el concierto iniciaba ya que el grupo usa este tema como introducción en sus shows.

Pese a la demora la banda no desentonó a su habitual precisión y contundencia como intérpretes, sumado a un poderoso y muy bien definido sonido de directo, el espectáculo sumó con el uso de las pantallas, las visuales y los juegos de luces diseñados para cada tema. Incluso hasta pirotecnia y llamaradas al momento de tocar One, uno de sus temas más legendarios.

El set de temas, para placer del público estuvo cargado a ineludibles como Sad But True, The Unforgiven, For Whom the Bell Tolls, Seek & Destroy, Master of Puppets, e incluso No Leaf Clover, el tema compuesto para el álbum sinfónico S&M. Pero también pasaron algunos cortes más recientes, que fueron seguidos con entusiasmo por parte de la fanaticada más militante.

La sexta visita de la banda al país, tras dos años de la suspensión por la pandemia, estaba cargada de épica. El show estuvo a un tris de no realizarse por la imposibilidad de ocupar el recinto del Estadio Nacional, lo que activó una rápida negociación entre la productora DG Medios y el Club Hípico, recinto donde el grupo ya se presentó en 2010, en su estreno para la generación millennial.

PROBLEMAS EN EL CONCIERTO

En la previa, la demora generó la inquietud de la audiencia, que la hizo sentir sin complejos con sonoras rechiflas desde las diferentes localidades dispuestas en el predio Hípico.

Sin embargo, los problemas no terminaron allí, ya que el ingreso al recinto resultó especialmente caótico; largas filas en las calles aledañas y poca claridad en la distribución de los accesos correspondientes a cada boleto (los tickets originales tenían la distribución del Estadio Nacional), tuvo a buena parte del respetable tratando de ingresar hasta poco después de las nueve de la noche, la hora en que estaba fijado originalmente el arranque del show. Incluso en el acceso de Blanco Encalada, la presión de la gente fue tal que hasta se derribó un portón.

Parte del público acusó un retraso de hasta tres horas para entrar. Algunos con tickets para Andes y Galería, ahora reubicados, informaron que ni siquiera les pidieron los boletos los guardias encargados para poder ingresar al sitio. En las afueras, reinaba el desconcierto y la falta de información. Adentro, el Club Hípico se hizo chico para la cantidad de espectadores: hubo varias zonas, en especial las situadas en cancha, donde era imposible ver con normalidad y cierta comodidad mínima.

En la salida también hubo desorden: los presentes no tenían claro dónde estaban las rutas y las vías de evacuación -se quejaban de mala señalización- y hasta hubo incidentes, instancia en la que debió intervenir Carabineros.

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