El Delegado Presidencial, la Seremi de Energía y el Seremi de Transportes formalizaron la postulación regional al fondo que busca financiar el programa “Mi Taxi Eléctrico”, iniciativa que pretende incorporar vehículos eléctricos al transporte público menor, beneficiar a 60 conductores con cofinanciamiento para su adquisición, instalar cargadores domiciliarios gratuitos y reducir emisiones y costos de operación en Tarapacá.
En la explanada soleada de Iquique, donde el ruido de los motores de combustión se mezcla con el rumor del mar y el calor del desierto, tres autoridades dieron un paso que podría marcar un antes y un después en la movilidad regional. No hubo corte de cinta ni fanfarrias, pero sí un mensaje directo: Tarapacá quiere dejar atrás el olor a bencina y avanzar hacia vehículos silenciosos, eficientes y eléctricos.
La jornada no fue simbólica. Fue el acto formal que permite a la región postular al Fondo Regional para la Productividad y el Desarrollo, un financiamiento clave para la implementación del ambicioso programa “Mi Taxi Eléctrico”, una iniciativa que busca reemplazar taxis tradicionales por vehículos eléctricos en el transporte público menor. La apuesta tiene una meta concreta: beneficiar a transportistas, usuarios y al medioambiente a través de tecnología limpia, menores costos y una modernización real del sistema.
El Delegado Presidencial Regional, Pedro Medalla, lo dejó claro: no se trata solo de ecología, sino de economía familiar. “La electromovilidad deja de ser un eslogan y se convierte en una herramienta con impacto directo en el bolsillo y en la calidad de vida”, afirmó mientras el sol caía sobre la explanada, recordando que un taxi eléctrico puede ahorrar entre $150.000 y $300.000 mensuales en combustible, además de reducir costos de mantención. Para conductores que viven al día, esas cifras importan. Y mucho.
A su lado, la seremi de Energía, Séfora Sidgman, detalló el alcance técnico y estratégico de la iniciativa: incorporar vehículos eléctricos en taxis de la región, instalar cargadores domiciliarios sin costo para los beneficiarios y construir condiciones para que la electromovilidad deje de ser un privilegio de grandes ciudades. “Este programa está pensado para Tarapacá, para su realidad urbana y para su territorio”, afirmó.
Los objetivos no fueron improvisados. Son coherentes con la Estrategia Regional de Desarrollo Tarapacá 2033, los compromisos nacionales de descarbonización y la necesidad de enfrentar el aumento del costo de vida. El proyecto podría partir beneficiando a 60 transportistas, pero su meta final va más allá: convertir la región en un referente del norte en movilidad sustentable.
El seremi de Transportes y Telecomunicaciones, Daniel González, dio otro dato clave: la iniciativa responde directamente a gremios y sindicatos del rubro. No es una medida impuesta desde Santiago. Surge de la experiencia de quienes trabajan en garitas, recorren calles y conocen los problemas del transporte local. Además, ya existen gestiones en curso para instalar un cargador de carga rápida, dando forma a un ecosistema que permita que los vehículos eléctricos no sean una excepción, sino una norma.
El trasfondo: modernización, eficiencia y menos contaminación
La transición que Tarapacá busca impulsar no es menor:
- sustitución de flotas contaminantes,
- reducción de emisiones locales,
- menor ruido urbano,
- ahorro directo para conductores, y
- un transporte público alineado con estándares internacionales.
En regiones donde el transporte público menor es neurálgico —desde taxis básicos hasta colectivos—, la electrificación se convierte en la puerta de entrada hacia un sistema más limpio, moderno y competitivo.
