BALAS EN CERRO AZUL: EL ATENTADO QUE SACUDIÓ EL INICIO ELECTORAL EN PERÚ Y PUSO A RAFAEL BELAUNDE CARA A CARA CON LA MUERTE
Dos sujetos armados emboscaron en pleno trayecto al precandidato Rafael Belaunde, atacando su vehículo con múltiples disparos en una trocha del distrito de Cerro Azul. El exministro respondió con 12 tiros y logró salir con heridas menores. El atentado se suma al crimen del aspirante Percy Ipanaqué y refleja el avance del sicariato y la inseguridad que golpean al país mientras comienza la carrera electoral.
La mañana parecía rutinaria, casi anodina, en el balneario de Cerro Azul, al sur de Lima. El cielo plomizo, ese que cubre la costa peruana con un velo perpetuo, no daba señales de que ese martes 2 de diciembre arrastraría al país entero hacia una nueva turbulencia política. Pero, a las puertas de un proceso electoral ya crispado, el sonido que rompió la quietud no fue el del mar, sino el de una ráfaga de disparos dirigidos al vehículo del precandidato presidencial Rafael Belaunde Llosa. En segundos, la escena se convirtió en un capítulo más de la violencia que marca al Perú contemporáneo.
La emboscada en la trocha
Belaunde —exministro de Energía y Minas y rostro emergente del partido Libertad Popular— había acudido a supervisar unos terrenos que posee en el distrito. Un trayecto frecuente: dos o tres veces por semana toma la misma ruta, recorre la misma trocha que conecta con la Panamericana Sur. Nada hacía pensar que ese camino se transformaría en una emboscada.
Al retomar la marcha, una motocicleta con dos sujetos armados apareció desde la nada, cerrándole el paso. Los atacantes abrieron fuego de inmediato: entre ocho y nueve proyectiles perforaron el parabrisas de la camioneta, tres de ellos a la altura del conductor. Dentro del habitáculo, el estallido de los vidrios convirtió el aire en una nube de esquirlas afiladas.
La sangre resbalando desde su frente quedó registrada en una imagen que circularía más tarde por redes sociales, alimentando el estupor general. Aun así, Belaunde permaneció consciente. Y respondió.
El político que devolvió el fuego
Según el testimonio policial, el precandidato presidencial desenfundó su arma personal y disparó al menos 12 veces para repeler el ataque. Un acto desesperado y calculado: si no respondía, simplemente moría. La motocicleta huyó a toda velocidad, perdiéndose por la misma trocha en la que apareció.
Minutos después, efectivos de la División de Investigación Criminal y unidades de Homicidios acordonaban la zona. El vehículo permanecía detenido en un descampado, aún con el parabrisas agujereado y manchas oscuras en los asientos delanteros: huellas de una mañana que pudo terminar en tragedia.
El inicio de campaña que nadie quería
El primero en confirmar la noticia no fue un ministro ni la propia Policía, sino Pedro Cateriano, expremier y cofundador de Libertad Popular. Su declaración, transmitida por radio, generó una onda expansiva de temor: “Es un pésimo comienzo de campaña. El país conoce bien la violencia. Lo que ocurrió hoy no puede normalizarse”.
Las primarias recién habían comenzado el fin de semana anterior. La carrera electoral 2026 apenas toma forma y ya suma un herido, un muerto y un clima de zozobra.
Un país donde los candidatos son blanco
El atentado contra Belaunde ocurre apenas días después del asesinato de Percy Ipanaqué, aspirante al Congreso por el partido Juntos por el Perú. Sicarios lo interceptaron en Piura: siete balas bastaron para silenciarlo. Su muerte desató múltiples hipótesis, desde posibles vínculos con crimen organizado hasta represalias por denuncias recientes contra redes extorsivas.
La sensación es ineludible: la violencia se ha instalado también en la política. Y cada episodio amenaza con engrandecer un fenómeno que ya desborda al Gobierno.
Un país bajo asedio criminal
El presidente José Jerí, quien decretó estado de emergencia en Lima y Callao en octubre, enfrenta cifras que no acompañan sus promesas. El promedio de homicidios —5.36 diarios según el Sinadef— es el más alto desde 2017. En apenas mes y medio de gestión, se contabilizan 268 asesinatos en el país.
La población lo percibe: una encuesta del Instituto de Estudios Peruanos advierte que uno de cada cuatro ciudadanos cree que la inseguridad empeoró. Y la campaña electoral apenas empieza su ascenso.
La reconstrucción del ataque: lo que se sabe hasta ahora
- Víctima: Rafael Belaunde Llosa, precandidato presidencial de Libertad Popular.
- Lugar: Distrito de Cerro Azul, provincia de Cañete, al sur de Lima.
- Modo de ataque: Dos hombres en motocicleta, disparos dirigidos al parabrisas.
- Impactos: Entre 8 y 9 disparos; tres perforaron directamente la zona del conductor.
- Respuesta: Belaunde repelió la agresión con al menos 12 disparos.
- Heridas: Cortes en la frente y nariz producto de las esquirlas; sin lesiones graves.
- Investigación: A cargo de la División de Homicidios y Criminalística; revisión de cámaras municipales y peritajes balísticos en curso.
El alcalde de Cerro Azul, José Pain, fue uno de los primeros en llegar al sitio. Confirmó públicamente que se trató de un ataque directo desde una moto lineal, una modalidad delictiva que —según él mismo— se ha vuelto frecuente en la zona costera.
La política peruana en un punto de quiebre
Para el excongresista Gino Costa, el atentado representa “un golpe directo a la democracia”. Exigió al gobierno redoblar medidas de protección para todos los candidatos bajo riesgo. Sus palabras resonaron con fuerza: “Las elecciones deben ser un debate de ideas, no un intercambio de balas”.
Mientras tanto, Belaunde permaneció bajo resguardo policial tras interponer su denuncia. Las imágenes de su camisa manchada de rojo circulan como recordatorio de que el país transita por un periodo en el que la política ya no se disputa solo en mítines, sino también en trochas desoladas donde los sicarios deciden aparecer.
Un preludio oscuro para el 2026
A meses de los comicios generales, Perú enfrenta un escenario donde el crimen organizado, la precariedad institucional y la violencia política empujan a cada candidato a mirar por encima del hombro. El atentado de Cerro Azul no solo puso a Belaunde al borde de la muerte: encendió una alarma nacional.
La pregunta —incómoda y urgente— queda instalada:
