
El Concejo Municipal de Colchane volvió a encender las alarmas por la compleja situación de seguridad que viven los pueblos del altiplano, especialmente Cariquima, donde los vecinos denuncian un aumento de robos y la presencia de grupos que merodean viviendas y observan las rutinas de las familias. En medio de esta crisis, un episodio insólito reveló las dificultades del municipio para responder a las urgencias de la comunidad.
Durante la sesión N.º 34 del concejo, el alcalde confirmó que el funcionario designado para realizar rondas nocturnas en Cariquima —una de las medidas más esperadas para reforzar la vigilancia— presentó una licencia médica al segundo día de ser nombrado. “Está el decreto, pero al otro día presentó licencia. Créame que estamos agotando los medios”, admitió la autoridad, generando preocupación entre los concejales.
La situación fue interpretada como un reflejo del desorden y los retrasos en la implementación de medidas que buscan contener la ola de delitos. El concejal que presentó el tema fue categórico: “De verdad que es una situación preocupante. No queremos llegar a que maten a alguien por un asalto o un robo”.
Los vecinos de Enquelga, Jalsuri, Pisiga Choque, Ancuaque y Chulluncani también han reportado situaciones sospechosas, lo que llevó a insistir en activar el convenio de seguridad ciudadana para coordinar esfuerzos con Carabineros y los inspectores municipales. “Muchos pueblos están siendo observados. La gente me llama preocupada”, señaló el edil.
El alcalde reconoció que la vigilancia no ha podido retomarse desde la fallida designación, pero aseguró que se buscará personal capacitado para ocupar el rol. Asimismo, recordó que el proyecto de cámaras de seguridad aprobado por el concejo se encuentra en ejecución y que “debería estar instalado a fin de año en Cariquima y Quebe como plan piloto”.
Pese a estos anuncios, la frustración persiste. “Nada con resultado, todo en palabras”, reclamó otro concejal, señalando que las reuniones y oficios enviados en los últimos meses no se han traducido en mejoras concretas.
Mientras la inseguridad se expande y las soluciones avanzan lentamente, el episodio del funcionario que abandonó sus funciones a los dos días se ha convertido en un símbolo de la precariedad con la que se enfrenta un problema que los propios miembros del concejo consideran ya una emergencia comunal.







