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VENEZUELA FRENTE A EE.UU.: ¿RETÓRICA BÉLICA O VERDADERA CAPACIDAD MILITAR?

Mientras la tensión entre Caracas y Washington alcanza niveles inéditos, surge la pregunta que inquieta a analistas internacionales: ¿cuánto puede resistir Venezuela ante una eventual acción militar de Estados Unidos? Los recientes anuncios de Trump sobre posibles ataques a embarcaciones venezolanas y la respuesta de Maduro, denunciando la presencia de misiles estadounidenses, colocan nuevamente al país caribeño en el centro del debate estratégico regional.

Según expertos, Venezuela posee un ejército numeroso y armamento moderno, pero su capacidad de defensa efectiva está limitada por décadas de crisis económica, corrupción estructural y falta de mantenimiento.

El ranking Global Firepower 2025 ubica a Venezuela en el puesto 50 mundial y séptimo en América Latina, cerca de Colombia, Chile y Perú, y lejos de los líderes regionales Brasil, México y Argentina. Sin embargo, los números no reflejan necesariamente la eficiencia real de sus Fuerzas Armadas.

La estructura militar venezolana combina el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea con fuerzas paralelas como la Guardia Nacional y la Milicia Bolivariana. Esta última, creada en 2009, integra civiles con fuerte ideología chavista, apuntando más a funciones de control interno que a operaciones convencionales. Mientras que el gobierno asegura contar con millones de reservistas, organismos internacionales estiman la cifra de activos en poco más de 120.000, con 220.000 milicianos adicionales, un contraste que evidencia la dificultad de cuantificar la capacidad real de combate.

En términos de armamento, Venezuela realizó adquisiciones multimillonarias a Rusia durante la bonanza petrolera, incluyendo aviones Sukhoi 30MKV, helicópteros Mi-17 y sistemas antiaéreos S-300VM y S-125 Pechora. Más recientemente, incorporó drones de origen iraní, capaces de operaciones de vigilancia y ataque a distancia. Sin embargo, especialistas como Evan Ellis, de la Escuela de Guerra del Ejército de EE.UU., señalan que la falta de mantenimiento y de entrenamiento continuo limita la efectividad de este arsenal.

La retórica política alimenta la percepción de amenaza: mientras Trump apunta a Venezuela como fuente de narcotráfico y “pandilleros”, Maduro invoca el “legítimo derecho” a defender la soberanía. Para los analistas, la FANB sirve más como herramienta de disuasión regional y control interno que como fuerza capaz de confrontar a EE.UU. en un conflicto convencional.

En conclusión, el poder militar venezolano es una combinación de símbolos estratégicos y limitaciones prácticas. Sus misiles, drones y tropas generan atención internacional y funcionan como advertencia, pero su capacidad de enfrentar una intervención estadounidense se encuentra fuertemente condicionada por problemas internos y logísticos que podrían limitar cualquier despliegue efectivo en caso de conflicto.

Belén Pavez

Belén Pavez G., Periodista y Locutora. Licenciada en Comunicación Social. Productora general y Directora de prensa en Vilas Radio. Música y Cat lover.

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