Hay que reconocerlo, fue una tremenda noche, una que nos hizo olvidar por momentos a la pandemia y a las restricciones de las que hemos sido parte desde marzo de 2020.
Los devotos, los danzantes con sus trajes, músicos de las bandas de bronce con sus instrumentos afinados, las casas adornadas y los fuegos artificiales fueron el escenario propicio de esta fiesta patronal que no se detuvo durante toda la noche.
Las medidas sanitarias de la pandemia impidieron que este año los devotos del Lolo fueran a festejarlo en su templo de la quebrada, pero como la fe mueve montañas la fiesta estuvo presente en distintos barrios de Iquique, Alto Hospicio y Pozo Almonte, donde las sociedades religiosas le danzaron, cumpliendo sus promesas.
Uno de los puntos neurálgicos fue la capilla de la Reconciliación San Lorenzo en Sotomayor con Óscar Bonilla, lugar que ha pesar de estar cerrado al público, igual fue visitado por la gente.
Una fiesta sin igual, la más hermosa de Chile nos decía la gente durante nuestra transmisión.
¡Viva San Lorenzo!, patrono de los oprimidos.
