
La comunidad de Tarapacá se reunió este domingo 17 de agosto en el Santuario de San Lorenzo para celebrar la Eucaristía del Día de la Octava, una de las jornadas más significativas dentro de las festividades en honor al patrono del pueblo.
La misa se inició pasadas las 11:00 horas con la entrada solemne de los alférez, acompañados por la música de la banda de bronce y el ritmo ancestral de las lakitas, dando inicio a una celebración marcada por la devoción y la tradición.
La liturgia fue presidida por el padre Benito Tapia Espinoza, rector del santuario, quien en su homilía llamó a los presentes a reflexionar sobre la fidelidad al Evangelio. Explicó que el mensaje de Cristo, lejos de ser contradictorio, invita a un discernimiento profundo:
“Jesús no habla de un fuego que divide, sino de un fuego que une, que da vida y que es presencia del Espíritu Santo. Ese fuego arde en nosotros desde el bautismo y debe mantenerse vivo, como en el corazón de San Lorenzo”, expresó.
El sacerdote también advirtió que el pecado y las divisiones representan obstáculos para el encuentro con Cristo en la vida de la Iglesia, las familias y los bailes religiosos. En contraste, destacó que el testimonio de San Lorenzo continúa siendo un modelo de servicio y fidelidad a Dios en el presente.
Como es tradición, la celebración concluyó con la bendición impartida con la imagen del Niño Dios, gesto que este año tuvo un sentido especial por el jubileo de los 2025 años del nacimiento de Jesús.
Tras la misa, la comunidad se volcó a la plaza del pueblo, donde se realizó el izamiento del pabellón nacional y una muestra de danzas típicas, entre ellas el cachimbo y la cueca nortina, que llenaron de color y alegría el cierre de la jornada.