Con la elección de José Antonio Kast como nuevo presidente de Chile, su esposa, María Pía Adriasola, retomará oficialmente el cargo de primera dama. Este hecho es simbólico porque revierte una decisión institucional reciente, marcando el fin de la reforma impulsada por el gobierno anterior.
Según la tradición republicana, esta figura ha sido históricamente un rol social muy importante, encargado de liderar iniciativas de alto impacto, especialmente dirigidas a los más vulnerables. Mujeres como Marta Larraechea (fundadora del Museo MIM), Luisa Durán (orquestas juveniles) o Cecilia Morel destacaron en esta función, modernizando el cargo con el tiempo.
Sin embargo, en diciembre de 2022, el gobierno del presidente Gabriel Boric concretó el cierre de la oficina de coordinación sociocultural de la presidencia, que era el rol que ejercía la primera dama y que era encabezado por Irina Caramanos. Esta decisión puso fin a años de tradición, argumentando que el rol institucionalizado debía finalizar.
El retorno del cargo es una decisión que, según analistas, está dentro de las atribuciones del presidente electo. “Es lógico creer que Kast lo restablecerá con facilidad para que su esposa asuma una función que el sector valora como esencial para el acompañamiento social”, señaló William Porath, docente de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica.
EL PERFIL DE MARÍA PÍA ADRIASOLA
Quien acompañará a Kast en su nuevo rol, el cual asumirá oficialmente el 11 de marzo del 2026, es María Pía Adriasola. Su llegada a La Moneda conlleva tácitamente la promesa de restaurar valores más tradicionales en el rol social presidencial.
María Pía Adriasola Barroiljet es abogada de la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde conoció al presidente electo. La pareja se casó en 1991 y son padres de nueve hijos. Adriasola es ferviente católica y miembro del movimiento Schoenstatt.
Su perfil se alinea fuertemente con la plataforma ideológica de Kast, siendo fundadora de Cuide Chile, organización que defiende la vida y la familia. Sus posturas públicas han sido claras: se ha mostrado contraria a la ley de identidad de género, al matrimonio igualitario y al aborto. Sus valores y su rol como «mano derecha» de Kast la perfilan como una figura clave en el gobierno restaurador.
