PERÚ SE ACERCA A LA COMPRA DE CAZAS F-16 BLOCK 70: EL SALTO TECNOLÓGICO MÁS AMBICIOSO DE SU FUERZA AÉREA EN DÉCADAS

El Pentágono aprobó la eventual venta de 12 cazas F-16 Block 70 a la Fuerza Aérea del Perú por más de US$ 3.420 millones, en medio de un escenario regional marcado por la modernización de las flotas militares y crecientes tensiones geopolíticas.
Perú dio un paso decisivo en su estrategia de modernización militar: Estados Unidos autorizó la posible adquisición de 12 aviones de combate Lockheed Martin F-16C/D Block 70, la versión más avanzada de la histórica aeronave que ha marcado la supremacía aérea de Occidente desde la Guerra Fría.
La operación, cuyo valor supera los US$ 3.420 millones, fue comunicada por la Agencia de Cooperación de Seguridad de Defensa de EE.UU. (DSCA), que informó al Congreso norteamericano sobre la aprobación preliminar.
El paquete incluye 10 F-16C monoplaza y 2 F-16D biplaza, junto a un arsenal tecnológico: 14 motores GE Aerospace F110, radares AN/APG-83 de última generación, cañones antiaéreos M61A1 y misiles AIM-120C-8 de alcance medio, además de sistemas de apoyo logístico y capacitación.
“La venta propuesta mejorará la capacidad de la Fuerza Aérea del Perú para proteger su espacio aéreo, fortalecer la defensa de sus fronteras y ejecutar operaciones aire-tierra de precisión contra el narcotráfico y el terrorismo”, destacó el comunicado oficial del Departamento de Defensa estadounidense.
Un salto tras años de crisis operacional
La Fuerza Aérea del Perú (FAP) atraviesa una etapa crítica: informes oficiales reconocen que apenas 15 aeronaves de combate —entre Mirage 2000 y MiG-29— siguen operativas. En este escenario, la llegada de cazas modernos es vista como un movimiento urgente para recuperar capacidad disuasiva frente a vecinos como Chile, que ya opera una flota de F-16, y Argentina, que acaba de incorporar sus primeros aviones de este tipo adquiridos a Dinamarca.
Con la incorporación del Block 70, Perú busca dar un salto tecnológico de tres décadas, reemplazando una flota envejecida por aeronaves capaces de integrar armamento inteligente y operar en escenarios de guerra electrónica avanzada.
Competencia internacional por el mercado peruano
Aunque Washington dio luz verde, Lima no ha tomado la decisión final. El Gobierno peruano también analiza propuestas de Francia, con el Dassault Rafale F4, de Suecia con el Saab Gripen E/F, e incluso el KF-21 Boramae surcoreano, considerado una promesa de la aviación de combate de nueva generación.
De hecho, el ministro de Defensa, Walter Astudillo, junto al canciller Elmer Schialer y el comandante general de la FAP, Carlos Enrique Chávez, realizaron giras diplomáticas recientes a Estocolmo y París para evaluar alternativas. Según fuentes militares, la demanda final podría alcanzar hasta 24 cazas nuevos, en un proceso que marcará el futuro del poder aéreo peruano por las próximas tres décadas.
Un tablero regional en movimiento
La eventual compra peruana se suma a una tendencia regional:
- Argentina recibió en diciembre pasado el primero de los 25 F-16 adquiridos a Dinamarca, en lo que fue descrito como la inversión militar más importante desde 1983.
- Chile, pionero en la región, mantiene 46 unidades F-16 en dos variantes, consolidando su supremacía aérea en el Cono Sur.
- Colombia y Brasil también avanzan en programas de modernización, este último con el Gripen E de Saab.
El factor geopolítico no es menor. Con esta operación, Estados Unidos refuerza su influencia militar en Sudamérica, contrarrestando el avance de proveedores como Rusia y China, cuyos aviones MiG y Sukhoi aún forman parte del arsenal peruano.
Bélgica y Noruega, también en la lista
El anuncio de la DSCA no se limitó a Perú. El mismo día, Washington autorizó la venta de 320 misiles AIM-9X por US$ 568 millones a Bélgica, que los integrará a sus F-35A, y de 816 bombas Boeing GBU-39/B de pequeño diámetro a Noruega, por un valor de US$ 113 millones.
Una decisión estratégica pendiente
La eventual compra de los F-16 Block 70 no está cerrada. El Congreso de EE.UU. deberá aprobar la operación y, paralelamente, Lima tendrá que decidir si apuesta por los cazas estadounidenses o se inclina por las ofertas europeas o asiáticas.
Sea cual sea la elección, el proceso marca un punto de inflexión para la Fuerza Aérea Peruana, que enfrenta el reto de recuperar capacidades estratégicas en un contexto regional cada vez más competitivo y con tensiones crecientes en el escenario internacional.