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LOS VOTOS TAMBIÉN SE PAGAN: EL BOTÍN MULTIMILLONARIO QUE EL SERVEL DEVOLVERÁ A LOS PRESIDENCIABLES

La ley de financiamiento electoral fija un reembolso por cada voto emitido, pero solo para quienes presenten cuentas aprobadas. Este año, el valor es de $1.585 por sufragio, cifra que convierte la elección 2025 en una de las más costosas para el Estado desde el retorno a la democracia.

En Chile, cada elección tiene dos momentos: el día del voto… y el día después, cuando se enciende la calculadora y aparece la pregunta incómoda que pocos quieren responder en voz alta: ¿cuánta plata se llevan realmente los candidatos por los votos que tú marcaste?

Este domingo 16 de noviembre, con las elecciones presidenciales 2025 ya cerradas, con Jeannette Jara y José Antonio Kast instalados en segunda vuelta y con más de 15 millones de chilenos obligados a votar, llegó la hora de revelar la cifra que mueve el engranaje silencioso de toda campaña.
Y créeme: no son monedas. Son millones. Muchos.

Porque detrás de las caravanas, los jingles pegajosos y los comandos exaltados hay un sistema legal —perfectamente formal, perfectamente vigente— que le pone precio a cada sufragio. Literalmente.

EL PRECIO DEL VOTO: 1.585 PESOS POR CADA “X” EN LA PRIMERA VUELTA

Sí, así como se escucha: cada voto emitido en la primera vuelta 2025 vale exactamente 0,04 UF, lo que hoy se traduce en 1.585 pesos frescos. Y en la segunda vuelta, si la hay, 0,01 UF: es decir, 396 pesos.

Todo regulado por la Ley 19.884, ese manual técnico del financiamiento político que pocos leen, pero que todos los candidatos conocen al detalle.

Claro, no basta pedir la plata: hay que rendir, justificar, documentar, poner boletas, facturas, explicar cada peso. Pero una vez aprobadas las cuentas, el Estado paga. Y paga bien.

LOS MILLONES SOBRE LA MESA: ESTO ES LO QUE COBRARÁ CADA CANDIDATO 2025

Con el 100% de las mesas escrutadas, y aplicando el valor exacto del reembolso, la foto final es tan clara como escandalosa para algunos: las campañas fueron duras… pero el reembolso será dulce.

Aquí la lista completa, sin anestesia:

  • Jeannette Jara (3.476.615 votos): $5.510 millones de pesos
  • José Antonio Kast (3.097.717 votos): $4.909 millones de pesos
  • Franco Parisi (2.552.649 votos): $4.046 millones de pesos
  • Johannes Kaiser (1.804.773 votos): $2.860 millones de pesos
  • Evelyn Matthei (1.613.797 votos): $2.557 millones de pesos
  • Harold Mayne-Nicholls (163.273 votos): $258 millones de pesos
  • Marco Enríquez-Ominami (154.850 votos): $245 millones de pesos
  • Eduardo Artés (86.041 votos): $136 millones de pesos

Son los máximos posibles, siempre sujetos a que el Servel dé el visto bueno final. Pero si sus cuentas están limpias, esos montos ya están prácticamente escritos.

UN SISTEMA DISEÑADO PARA “EQUITAR”, PERO QUE SIEMPRE GENERA RUIDO

El Servel explica que este mecanismo no es un premio al candidato, sino un método para nivelar la cancha y evitar que quienes tienen billeteras generosas o aportes empresariales ocultos corran con ventaja.

En teoría, es simple:

  • Si gastaste durante la campaña,
  • si lo justificas,
  • si entregas las boletas,
  • y si no lo pagó otro,

entonces el Estado te devuelve una parte.

En la práctica, para muchos ciudadanos sigue sonando a una frase que incomoda:
“El fisco paga. Tú pagas.”

Y con voto obligatorio, la cantidad de sufragios aumenta… y también aumenta el reembolso.

EL MILLONARIO EFECTO DEL VOTO OBLIGATORIO

Si antes la participación rondaba los 7 u 8 millones, hoy supera los 13 millones con facilidad.
Eso significa que cada elección presidencial es, además, una operación financiera gigantesca, un drenaje directo —legítimo, pero enorme— desde el Estado hacia las campañas.

Por eso mismo, Hacienda ya mira con lupa lo que viene: desde 2026 podrían rebajarse los montos por voto. Un intento por contener lo que califican como “una devolución explosivamente creciente”.

AL FINAL DEL DÍA, EL CÁLCULO ES FRÍO: TÚ VOTAS, EL ESTADO PAGA, LOS CANDIDATOS COBRAN

Las campañas hablan de sueños, proyectos, ideas fuerzas.
Pero cuando se apagan los micrófonos y se cierran las urnas, aparece la otra cara de la democracia: la contabilidad. Boletas, facturas, UF, resoluciones, márgenes, calendario de pagos.

Ahí, donde nadie promete nada y todo debe estar firmado, es donde se revela esta verdad incómoda:

En Chile, cada voto tiene precio. Y los candidatos… lo cobran.

Belén Pavez G., Periodista y Locutora. Licenciada en Comunicación Social. Productora general y Directora de prensa en Vilas Radio. Música y Cat lover.

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