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LIBERTAD DE PRENSA: ¿DÓNDE ESTÁ?

“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; derecho que incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones y difundirlas sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión” …

Así podríamos definir “La Libertad de Prensa”, pero con el correr de los años más allá del trabajo que puedan desarrollar los profesionales que se formaron en un aula universitaria, o con los años en las calles, hoy la llamada libertad se encuentra apresada y restringida por las corrientes políticas de las naciones y sus gobiernos.

Hoy al conmemorarse el Día Mundial de la Libertad de Prensa solicitada en el año 1993 por la Asamblea General de las Naciones Unidas a sus gobiernos miembros, la falta de rigurosidad al momento de tratar la información por parte de personas inexpertas en las ciencias de la comunicación, de la mano con el freno que ponen las corrientes políticas y el empresariado,  aprovechándose de la necesidad del o la periodista por encontrar una fuente laboral, han terminado por sepultar la denominada “Libertad de Prensa”.

Si bien organismos como los colegios profesionales fueron creados para defender el trabajo que realizan periodistas, hoy estos centros de reuniones se han transformado en epicentros de defensas políticas y con tendencias tanto de izquierda o derecha, según sea el caso de quienes los presiden.

Los cuestionamientos al trabajo bajo las nuevas herramientas realizadas por Gobiernos, que incluso se han atrevido a poner un freno a ediciones, publicaciones y programas en medios de comunicación, muestran como respuesta la intención de callar o que simplemente la ciudadanía no cuente con los antecedentes necesarios para opinar y juzgar civilmente a quienes han corrompido las sociedades.

Medios de televisión y sus cadenas, radios y diarios han caído en las garras de la monetización para sobrevivir, vendiendo incluso su libertad al momento de informar lo correcto.

 Muchas veces escuché de colegas en las aulas universitarias que “El periodismo es la profesión más bella del mundo”, pero quizás esto ha quedado en el pasado.

Lo que se pensaba como una contribución al desarrollo de un mundo más justo, más libre, más solidario y mejor para todos, ha quedado en una especie de universo paralelo.

Más allá de las feroces garras de la globalización y el freno a través de todos los resquicios necesarios para evitar comunicar lo correcto, de quienes en cargos de confianza no cuentan con las herramientas necesarias para estar en aquellos puestos, se ha transformado en una lucha innecesaria.

El periodista siempre contará con una visión global de la realidad que habitamos y la capacidad de comunicar, y aunque esta profesión se encuentra hoy en peligro de extinción, mientras exista la intención de comunicar con la verdad, sin una corriente política adueñándose del corazón del profesional o profesionales, la profesión más bonita del mundo seguirá luchando por no extinguir su llama de expresar y velar por la verdad.

LUIS RAMOS OSSANDÓN

Periodista – Licenciado en Ciencias de la Comunicación Social y Bachiller en Comunicaciones.

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