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LA “CHINITA” DE LA TIRANA ENTRA AL QUIRÓFANO DEL ALMA: HISTÓRICA RESTAURACIÓN SACUDE EL CORAZÓN DEL NORTE GRANDE

Por primera vez en más de un siglo, la imagen más venerada del norte chileno es despojada de sus vestiduras y sometida a una intervención sin precedentes. Expertos internacionales trabajan contrarreloj para devolverle su esplendor original.

En el silencio solemne del Santuario de La Tirana, mientras las velas titilaban y el murmullo de los fieles se confundía con el aroma del incienso, ocurrió algo que marcará un antes y un después en la historia de la devoción nortina: la Virgen del Carmen fue presentada por primera vez “al desnudo”, mostrando su antigua estructura de madera, vulnerable, humana, profundamente sagrada.

El 4 de noviembre pasado no fue una fecha cualquiera. Fue el día en que la “Chinita”, patrona espiritual de generaciones de peregrinos, comenzó el proceso de restauración más importante de su historia.

Una imagen que carga siglos de fe

La Virgen del Carmen de La Tirana no es solo una escultura: es un símbolo que ha atravesado guerras, terremotos, migraciones y décadas de promesas. Su festividad, cada 16 de julio, convoca a cientos de miles de personas en uno de los acontecimientos religiosos más multitudinarios de Chile.

Hoy, su cuerpo de cedro rojo, talla de 1,67 metros de altura —y más de dos metros con su pedestal y corona—, es sometido a una meticulosa intervención encabezada por cinco especialistas provenientes del Perú, liderados por el restaurador Max Chumbiauca, del reconocido taller Todos los Santos de Lima.

El momento más íntimo: verla sin ropajes

Uno de los gestos más impactantes del proceso fue la decisión de mostrar la imagen sin vestimentas ante los fieles.

No fue un acto técnico. Fue un acto espiritual.

“Quisimos transparentar este proceso ante el pueblo peregrino”, explicó la directora del Museo de la Vivencia Religiosa del Norte Grande, Karla Aguilera, quien además preside la comisión que coordina los trabajos.

Por primera vez, la comunidad pudo contemplar la talla original. Madera expuesta. Grietas visibles. Marcas del tiempo. La Virgen, como nunca antes.

¿Por qué era urgente restaurarla?

El diagnóstico fue claro: el paso de los años había dejado huellas profundas. Aunque la estructura general se mantiene estable, zonas críticas como el brazo y la mano derecha presentaban daños importantes. También el rostro —el verdadero “canal” emocional con los devotos— demandaba un nivel de precisión extrema.

Un punto especialmente delicado: los pies de la Virgen, constantemente tocados y besados por los fieles durante décadas, mostraban un desgaste evidente.

“La expresión de su rostro no puede alterarse. Es el vínculo con lo divino”, señalan desde el equipo técnico.

Técnicas ancestrales para sanar una imagen ancestral

El proceso no es improvisado. Se trabaja con métodos tradicionales:

  • Limpieza profunda para retirar capas de suciedad acumulada durante décadas.
  • Consolidación estructural de fragmentos debilitados.
  • Reintegración cromática con pigmentos especialmente preparados.
  • Dorado tradicional aplicado a mano.
  • Barniz protector final para sellar y prolongar su vida útil.

Nada se reemplaza, nada se altera: todo se rescata, se preserva, se honra.

Una historia de fe, comunidad y patrimonio

Detrás de este hito no hay solo técnicos, hay una comunidad entera.

El proceso es financiado por la Compañía Minera Doña Inés de Collahuasi, bajo el marco de la Ley de Donaciones Culturales, y coordinado por una comisión integrada por representantes del santuario, organizaciones religiosas y especialistas en patrimonio.

Además, el proyecto contempla mejoras paralelas:

  • Restauración de la Capilla del Niño Dios
  • Finalización del retablo de la Virgen del Carmen Peregrina
  • Renovación museográfica del santuario

Dos Vírgenes, una devoción

En el santuario se veneran actualmente dos imágenes:

  • La Virgen pequeña, de 1,20 metros, proveniente de talleres cusqueños del siglo XVII.
  • La Virgen grande, la que hoy se restaura, de posible origen europeo y atribuida a talleres italianos del siglo XIX.

Ambas custodian la historia viva de La Tirana.

¿Cuándo volverá a su altar?

Si todo avanza según lo programado, los trabajos finalizarán entre enero y febrero de 2026.

Ese día, la Virgen del Carmen volverá a mirar a sus devotos… pero con la fuerza renovada de quien ha sido sanada con amor, precisión y fe.

En La Tirana no solo se restaura una imagen.
Se restaura la memoria de un pueblo, el pulso de una promesa y el latido de una fe que se resiste a envejecer.

Belén Pavez G., Periodista y Locutora. Licenciada en Comunicación Social. Productora general y Directora de prensa en Vilas Radio. Música y Cat lover.

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