
Cuatro atentados en menos de 72 horas reavivaron la tensión en la Macrozona Sur. El Ejecutivo anunció querellas por Ley Antiterrorista y el ministro de Justicia y Seguridad Pública, Luis Cordero, viajará a la región en medio de la presión política, las críticas opositoras y el temor que vuelve a recorrer los caminos rurales de La Araucanía.
Crónica del fuego: el fin de semana en que volvió el miedo a La Araucanía
La madrugada de ayer domingo se encendió en silencio nuevamente. En los campos de Vilcún, el viernes recién pasado, el resplandor anaranjado de las llamas se mezcló con el humo denso del bosque. No era el amanecer: eran las maquinarias ardiendo, los galpones consumidos, el eco de un nuevo ataque en la región que parece condenada a revivir su propia historia de violencia.
Horas después, Carahue amanecía con la misma escena: fuego, destrucción, lienzos reivindicativos y la firma ya conocida de la organización Weichan Auka Mapu (WAM). El sábado el miedo se instaló en los caminos de Trovolhue, y el domingo, como si el fuego no se apagara nunca, Cunco se sumó a la cadena: siete maquinarias reducidas a fierro retorcido dentro de un predio agrícola.
Cuatro atentados en menos de tres días. Cuatro golpes que sacudieron a comunidades que hace años viven entre el ruido de las motosierras y el de los helicópteros policiales.

El Gobierno reacciona: querellas y viaje urgente a la zona
La respuesta del Ejecutivo no se hizo esperar. Desde Santiago, el ministro de Justicia y Seguridad Pública, Luis Cordero, confirmó que el Gobierno presentará querellas por Ley Antiterrorista por los atentados en Vilcún y Carahue, mientras el ataque de Cunco sigue bajo evaluación.
“Estos hechos son graves, deliberados y criminales. No estamos frente a reivindicación, sino ante actos violentos que dañan a comunidades mapuches e inocentes”, enfatizó el seremi de Seguridad Pública, Israel Campusano.
El propio Cordero viajará en las próximas horas a La Araucanía, tras la presión política que exige su presencia en terreno. “El Estado debe dar señales claras de que la violencia no se normaliza”, habría señalado desde el Comité Policial Regional, que se reunió de emergencia tras los ataques.
La oposición dispara: “Indolencia, pasividad e incompetencia”
El ambiente político se caldeó tanto como los campos incendiados. Desde distintos sectores de la oposición, los dardos apuntaron directamente a La Moneda.
El diputado Henry Leal (UDI) fue categórico:
“Ministro Cordero, venga a la región. Tres atentados en los últimos días y usted sigue sin dar la cara. La Araucanía arde, y el Gobierno se comporta con una indolencia que indigna”.
En la misma línea, Miguel Becker (RN) acusó al Ejecutivo de “mirar desde Santiago mientras el terrorismo avanza”, y exigió una respuesta contundente.
“Ya basta. Hablé con las familias afectadas. Esto no puede seguir. Se debe aplicar la ley con toda su fuerza, sin excusas”, afirmó el parlamentario.
Desde el sector de Amarillos, Andrés Jouannet cuestionó la “autocomplacencia” del Gobierno:
“Dicen que han bajado los atentados, pero aquí hay miedo, y el miedo es prueba de que el terrorismo sigue vivo”.
La huella de la violencia: lienzos, cenizas y silencio
En Cunco, las llamas devoraron el silencio del campo a eso de las tres de la madrugada. Los trabajadores del predio La Galicia llegaron al amanecer y encontraron solo restos carbonizados: dos skidders y cinco excavadoras destruidas, y un lienzo con mensajes alusivos a la causa mapuche radical.
El comisario Héctor Bravo, de la BIPE Temuco, confirmó que la PDI trabaja con peritos del Laboratorio de Criminalística y la Fiscalía de Flagrancia para determinar la dinámica del ataque y dar con los responsables.
“Se levantaron evidencias y lienzos que apuntan a violencia rural organizada. Las pericias continúan”, precisó.
Entre la justicia y la desconfianza
Los atentados reabren un debate que nunca se apaga: ¿sirve la Ley Antiterrorista o solo agrava las tensiones? Mientras las querellas se preparan, en las comunidades persiste la sensación de abandono. “A veces construir casos sólidos toma tiempo —dijo Campusano—, porque no se trata de detener por detener, sino de obtener condenas firmes”.
Pero en el sur, donde el fuego ha reemplazado al diálogo, la paciencia es escasa. Cada ataque renueva el temor, la rabia y la desconfianza hacia las promesas que viajan en avión y se disuelven en el aire.
Una región que arde, otra vez
La Araucanía amanece con el olor a ceniza que ya conoce demasiado bien. Las imágenes de las maquinarias quemadas recorren el país, los políticos cruzan declaraciones, y las familias afectadas intentan reconstruir lo poco que quedó.
El ministro Luis Cordero llegará en medio de un territorio donde la desconfianza hacia el Estado crece al mismo ritmo que las llamas.
La violencia, en tanto, sigue su curso.
Y en el aire, una sola pregunta resuena:
¿hasta cuándo la Araucanía tendrá que arder para ser escuchada?







