
La realidad habitacional de la infancia en Chile es preocupante: hoy, 1 de cada 50 niñas y niños vive en un campamento. Sin embargo, en la región de Tarapacá la situación es aún más crítica, donde 1 de cada 10 menores de edad crece en asentamientos informales, reflejando una profunda desigualdad territorial y una urgente necesidad de políticas públicas focalizadas.
La directora social de TECHO-Chile, Isidora Garcia “Miles de los niños que viven en campamentos se ven vulnerados de forma cotidiana sus derechos más básicos. El acceso a agua potable, electricidad, saneamiento o alcantarillado, pero también el derecho a vivir en un entorno seguro, sin hacinamiento, con espacios para jugar, estudiar y desarrollarse plenamente”
García también destaca el lado esperanzador de esta realidad, señalando que muchos niños logran salir adelante pese a las adversidades. Es el caso de Josué Mendoza, quien creció en un campamento en Tarapacá y hoy, con título en pedagogía, se ha convertido en un referente y líder dentro de TECHO-Chile.
De acuerdo con cifras de TECHO-Chile, entre 2018 y 2025, el número de campamentos en el país se disparó en un 180%, pasando de 741 a 1.428. En ese mismo período, la cantidad de familias que viven en estas condiciones aumentó de 43.003 a más de 120.000, lo que evidencia un crecimiento sostenido y preocupante.
Este aumento también ha impactado directamente a la infancia. En los últimos cuatro años, el número de niñas y niños que residen en campamentos creció en un 46,5%. Actualmente, se estima que el 2% de la población infantil del país vive en asentamientos informales, reflejando una situación estructural que pone en riesgo sus derechos y su bienestar.