
En una noche que promete ser de alto voltaje político, los ocho aspirantes a la Presidencia se enfrentarán cara a cara bajo las luces del debate Anatel. Entre promesas, gestos medidos y ataques velados, el país mira expectante el último capítulo de una contienda que arde a solo días de las urnas.
Por primera vez en meses, el país volverá a detenerse frente al televisor. A las 21:00 horas de este lunes, en los estudios de Televisión Nacional de Chile, las luces se encenderán, las cámaras girarán hacia el centro del set, y los ocho candidatos presidenciales cruzarán miradas en lo que será el último y decisivo debate antes de las elecciones del 16 de noviembre.
El escenario no podría ser más tenso: encuestas congeladas, discursos afilados y un electorado que, según los analistas, aún no decide su voto.
La Asociación Nacional de Televisión (Anatel), que agrupa a los principales canales del país —TVN, Mega, Chilevisión, Canal 13, La Red, TV+, y Telecanal—, será la anfitriona de este duelo político que podría inclinar la balanza de una elección incierta, marcada por el cansancio social, la polarización ideológica y el retorno del voto obligatorio.
El país frente al espejo: ocho voces, una nación dividida
El set de TVN, en Providencia, se ha transformado en un campo de batalla simbólico. Allí estarán sentados, a pocos metros unos de otros, los protagonistas de la contienda: Evelyn Matthei, la candidata de la derecha tradicional; Jeannette Jara, la carta de la izquierda oficialista y favorita según los últimos sondeos; José Antonio Kast, el rostro del conservadurismo duro; Johannes Kaiser, el libertario que ha hecho del caos su bandera; Franco Parisi, el outsider digital del Partido de la Gente; Marco Enríquez-Ominami, eterno rebelde del progresismo; Eduardo Artés, el veterano de la izquierda radical; y Harold Mayne-Nicholls, el independiente que intenta irrumpir desde la moderación.
Todos llegan con el mismo objetivo: no cometer errores, pero lograr un golpe memorable.
“Este debate será más que un intercambio de ideas. Es el último espejo donde los chilenos verán reflejado el futuro que quieren”, dijo una fuente de la producción de Anatel, mientras los técnicos ajustaban micrófonos y los moderadores repasaban sus preguntas.

Moderadores de peso y formato de alto riesgo
Los encargados de mantener el equilibrio entre la tensión y la palabra serán Iván Núñez (TVN), Soledad Onetto (Canal 13), Daniel Matamala (Chilevisión), Juan Manuel Astorga (Mega) y Julia Vial (TV+). Un quinteto experimentado que deberá lidiar con interrupciones, ataques cruzados y posibles duelos verbales que ya se anticipan como el plato fuerte de la noche.
El formato será estricto, pero no rígido: bloques temáticos sobre seguridad, economía, políticas públicas y gobernabilidad, además de preguntas cruzadas, permitirán medir la rapidez y el temple de los aspirantes.
El orden de intervención —sorteado días atrás— promete mantener la expectación: abrirá Evelyn Matthei y cerrará José Antonio Kast, en una suerte de círculo simbólico entre el establishment y la ultraderecha.
Estrategias en la cuerda floja
Mientras algunos buscan consolidar liderazgo, otros apuestan por la sorpresa.
En los comandos se afinan los últimos detalles: Matthei ha optado por mostrarse serena y presidencial; Jara, por reforzar su imagen de “continuidad responsable”; Kast, por recuperar terreno con mano dura; Kaiser, por mantener su perfil disruptivo; y Parisi, por aparecer cercano a la gente, aunque una vez más a distancia del mundo político tradicional.
En los márgenes, Artés promete “romper el cerco mediático” y Mayne-Nicholls confía en su tono conciliador como antídoto frente al griterío político.
Las luces de los sets se encienden, los asesores revisan discursos, los rostros se maquillan y los micrófonos esperan la primera palabra. Afuera, la ciudad late en expectativa.
Una noche que puede torcer el destino
El debate de Anatel será el último gran escenario antes del silencio electoral.
La próxima vez que los candidatos hablen ante las cámaras, será —para algunos— desde la victoria; para otros, desde el olvido político.
En un Chile que aún se sacude entre la desconfianza y el cansancio, el voto del próximo domingo se perfila como un referéndum sobre el futuro del país: continuidad o ruptura, orden o cambio, experiencia o riesgo.
Mientras tanto, más de 15 millones de chilenos decidirán su destino desde el living de sus casas, con un control remoto en la mano y el eco de una pregunta que flota sobre la pantalla:
¿Quién merece realmente gobernar Chile los próximos cuatro años?
Postdata de la historia
El foro televisivo será el último de esta primera vuelta, pero ya se proyecta una eventual segunda cita: el 9 de diciembre, nuevamente bajo el alero de Anatel, los dos candidatos que pasen al balotaje volverán a enfrentarse.
Será entonces, quizás, el capítulo final de una historia política que esta noche —entre luces, promesas y silencios— comienza a escribir su desenlace.







