
La emblemática institución deportiva alcanza más del 60% de avance en su anhelada reposición, un proyecto que promete devolverle vida, historia y orgullo a uno de los clubes más antiguos de la ciudad.
Por las calles del histórico barrio Yungay, donde cada grito de gol guarda la memoria de generaciones, las máquinas trabajan sin descanso. El rugir del cemento y el eco del martillo se mezclan con la nostalgia de los vecinos que observan cómo, poco a poco, vuelve a levantarse uno de los símbolos deportivos más antiguos de Iquique: la sede del Club Social y Deportivo Yungay, que hoy supera el 61,25% de avance físico en sus obras de reposición.
El proyecto, impulsado por el Gobierno Regional de Tarapacá y formulado por el Centro Acelerador TaraPaka, junto a la División de Infraestructura y Transporte del GORE, contempla una inversión de $476 millones del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR). Si todo continúa según lo previsto, el nuevo edificio abrirá sus puertas en enero de 2026, marcando un antes y un después en la historia del deporte local.
Durante una reciente visita al recinto ubicado en Presidente Errázuriz N°775, el gobernador José Miguel Carvajal, junto a los consejeros regionales Sergio Asserella, Giovanna Trincado y Francisco Lincheo, constataron en terreno el ritmo del avance y el entusiasmo que la obra ha despertado en la comunidad.
“Nos alegra ver cómo avanzan obras que devuelven dignidad y espacio comunitario a organizaciones con historia. El Club Yungay ha sido por décadas un punto de encuentro para cientos de familias, y este proyecto refleja el compromiso del Gobierno Regional con el fortalecimiento de las organizaciones sociales y deportivas de Iquique”, señaló el gobernador Carvajal mientras recorría las instalaciones.

UNA SEDE QUE NACE DEL ESFUERZO COLECTIVO
El nuevo edificio se construye en dos niveles y contará con 219 metros cuadrados que albergarán una sala multiuso, cocina equipada, baños modernos, patio de servicio, bodega, área administrativa y sala de reuniones. Su diseño incorpora muros de albañilería, pavimentos de porcelanato y ventanales de aluminio, todo pensado para entregar funcionalidad, estética y durabilidad.
El presidente de la Comisión Fiscalizadora del CORE, Sergio Asserella, destacó que estas obras son mucho más que ladrillos:
“Esto demuestra que los fondos regionales están llegando a las bases sociales. Ya se entregaron sedes a los clubes Ramón Montoya y Jorge Fuenzalida, avanza el proyecto del 1° de Mayo de Pica y pronto será el turno del Jorge V. Este es un llamado a los clubes a creer: la inversión del Gobierno Regional es una realidad concreta”.
UN CLUB CON ALMA Y MEMORIA
El Club Yungay no es solo una institución deportiva. Es una historia viva de más de un siglo de encuentros, torneos y amistad. Con más de 200 socios y 230 jugadores activos, congrega a una comunidad de cerca de 2.000 personas que, semana a semana, se reúnen para compartir la pasión por el deporte y el sentido de pertenencia al barrio.
El presidente del club, Germán Tobar, no oculta su emoción al volver a ingresar al recinto donde tantas veces se celebraron campeonatos, asados y victorias:
“Estamos felices, porque esta construcción proyecta al club hacia los próximos 50 años. Somos el club más longevo de Iquique y esta obra nos permite soñar con los 160 años. Tenemos dirigentes jóvenes, mucho empuje y, sobre todo, la alegría de recuperar nuestro barrio. La inauguración será un hito histórico, y la vamos a celebrar con todo”.
EL ORGULLO DE UN BARRIO QUE VUELVE A CREER
La reposición de la sede del Club Yungay forma parte del programa de recuperación de infraestructura social y deportiva impulsado por el Gobierno Regional de Tarapacá, que ya ha concretado proyectos emblemáticos como las nuevas sedes de los clubes Ramón Montoya y Jorge Fuenzalida.
Cada metro de cemento, cada ventana instalada y cada pared que se levanta en Errázuriz 775 es una señal de esperanza para una comunidad que no se rinde. Porque en Yungay, el deporte no es solo juego: es identidad, historia y futuro. Y esta sede, que hoy avanza firme hacia su inauguración, será el símbolo de una Iquique que no olvida sus raíces, pero que mira con fuerza hacia adelante.







