
Después de 28 años sin viajes de pasajeros, el histórico ferrocarril EFE Arica–La Paz volvió a recorrer la ruta hacia Visviri, marcando un hito para la conectividad y la proyección turística del extremo norte del país.

El viaje, simbólico y altamente esperado por actores locales del turismo y la gestión pública, comenzó en la estación Alcérreca, en la comuna de General Lagos, a casi 4.000 metros de altitud, uno de los trayectos ferroviarios más altos de Chile.
A bordo viajaron representantes del Directorio de EFE Arica–La Paz, equipos de Sernatur, la Cámara de Turismo de Arica, operadores turísticos bolivianos y autoridades como Carabineros y el Gobierno Regional. La actividad permitió no solo presenciar el paisaje del altiplano, sino también discutir nuevas estrategias para revitalizar la oferta turística de la región.
UN TREN CON MÁS DE UN SIGLO DE HISTORIA
Construido e inaugurado en 1913, el ferrocarril Arica–La Paz es considerado una de las obras de ingeniería más relevantes del norte chileno y un símbolo de integración con Bolivia. Su trazado permitió durante décadas el intercambio comercial y el desplazamiento de comunidades altiplánicas.
El destino final del viaje, Visviri, mantiene un fuerte valor geopolítico e histórico. Muy cerca de allí ocurrió en 1975 el conocido abrazo entre Augusto Pinochet y Hugo Banzer, un episodio que marcó el fugaz restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países. Aunque ese proceso no prosperó, el ferrocarril permaneció como un testigo silencioso de momentos clave en la relación bilateral.

PROYECCIÓN TURÍSTICA Y CULTURAL PARA EL NORTE
El retorno del tren de pasajeros abre una oportunidad para fortalecer el turismo rural, patrimonial y de naturaleza en Arica y Parinacota. La zona altiplánica es reconocida por su belleza escénica, su cultura ancestral y su valor geográfico único.
EFE destacó que este tipo de viajes permitirán poner en valor la infraestructura ferroviaria y avanzar hacia una integración más activa entre operadores chilenos y bolivianos, generando rutas que puedan atraer visitantes tanto nacionales como internacionales.
El viaje marca un primer paso hacia la recuperación de un corredor histórico, que podría convertirse en una nueva alternativa turística y cultural para la macrozona norte.









