
En el Día de las Glorias del Ejército, cuando el país celebra con desfiles y ceremonias la historia militar de Chile, un grupo de historiadores y patrimonialistas de la Corporación de Investigación Histórica y Patrimonial de Tarapacá recorrió un terreno silencioso pero cargado de memoria: el sitio de la Batalla de Dolores. Allí, entre dunas y vestigios de combate, las huellas del tiempo y del abandono dejan entrever una historia que clama por ser preservada.
El lugar, escenario del enfrentamiento decisivo ocurrido el 19 de noviembre de 1879 durante la Guerra del Pacífico —también conocido como la Batalla de San Francisco—, conserva vestigios de los pozos de agua que fueron estratégicos para el abastecimiento de las tropas chilenas en el desierto. Sin embargo, hoy las señales de saqueo y destrucción ambiental amenazan con borrar la memoria de quienes entregaron su vida por la nación.
“Cada piedra, cada tumba de soldado chileno cuenta una historia de sacrificio”, explicó uno de los miembros de la corporación mientras izaban banderas nacionales en homenaje a los caídos. “Estamos aquí no solo para recordar, sino para exigir que las autoridades actúen y preserven este patrimonio histórico y militar, antes de que se pierda para siempre”.

Un llamado a la protección del patrimonio histórico
Hace más de diez años que el sitio espera ser declarado Monumento Nacional, una protección que permitiría resguardar sus vestigios, impedir el saqueo de tumbas y conservar el entorno natural. La corporación insiste en que la declaratoria no es solo un acto simbólico, sino un compromiso tangible con la historia de Chile y con las generaciones futuras.
El estado actual del terreno muestra signos alarmantes: tumbas de soldados removidas o dañadas, impactos de maquinaria en la arena y la erosión de los vestigios históricos, consecuencia de la falta de regulación y vigilancia.
“Es urgente que se considere su valor patrimonial, histórico y educativo. Este no es solo un sitio de combate; es un recordatorio del costo humano de la guerra y de la importancia de la memoria nacional”, agregaron los historiadores.
La conmemoración de las Glorias del Ejército
La visita coincide con una fecha emblemática: cada 19 de septiembre se celebra en Chile el Día de las Glorias del Ejército, una tradición que honra a los soldados que han participado en gestas que forjaron la nación. Desde la primera parada militar en 1810 en la Plaza de Armas de Santiago, pasando por simulacros y revisiones militares en La Pampilla y Parque O’Higgins, hasta las ceremonias modernas, este día refleja el vínculo entre la historia y la identidad nacional.
En 1895 se adoptó el modelo de parada militar de estilo alemán, consolidando una tradición que ha permanecido por más de un siglo, revisada por los generales que modernizaron al Ejército bajo doctrina prusiana. Finalmente, en 1915, el Presidente Ramón Barros Luco oficializó el 19 de septiembre como día de celebración de las Glorias del Ejército, reconociendo las campañas de independencia, la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana y la Guerra del Pacífico, entre otras.
Dolores: un legado que espera reconocimiento
La Batalla de Dolores, donde Chile aseguró los pozos de agua estratégicos en el desierto y consolidó su posición en la Guerra del Pacífico, no es solo un hecho militar; es un testimonio de valor, estrategia y resistencia. Su preservación es un acto de justicia histórica y de educación patrimonial.
Mientras ondeaban las banderas chilenas en el sitio, los visitantes recordaban a los soldados caídos y enviaban un mensaje claro: la memoria histórica no puede depender del olvido ni del abandono. La protección del sitio de la Batalla de Dolores, ahora más que nunca, es una deuda pendiente con la historia, con el país y con quienes dieron su vida por él.