CUBA VUELVE A QUEDAR A OSCURAS: UN APAGÓN NACIONAL REVIVE LA CRISIS ENERGÉTICA DE LA ISLA

La Habana amaneció este miércoles con una noticia que ya parece costumbre: otra desconexión total del sistema eléctrico nacional dejó a los más de 11 millones de habitantes de Cuba sin luz. A las 9:14 de la mañana, hora local, la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras, la más grande del país, salió inesperadamente de la red y provocó un corte masivo que paralizó la isla.
El cuarto gran apagón en menos de un año
El Ministerio de Energía y Minas confirmó el incidente y aseguró que las causas aún se investigan, aunque atribuyó el problema a la salida de la central de Matanzas. La estatal Unión Eléctrica inició de inmediato maniobras para restablecer el servicio, pero la situación desató la frustración de una población que ya sufre cortes diarios programados y déficit de hasta 1.500 megavatios.
Con este nuevo colapso, ya son cinco apagones nacionales en menos de dos años, una cifra que refleja la fragilidad de la red energética cubana.
En las redes sociales, ciudadanos reportaron alimentos echándose a perder, interrupciones en el suministro de agua —dependiente de bombas eléctricas— y temperaturas insoportables para ancianos y niños.


Un sistema obsoleto y sin inversión
La crisis eléctrica cubana no es nueva. Expertos locales e internacionales coinciden en que la raíz del problema está en una infraestructura envejecida, falta de mantenimiento e insuficiente inversión durante décadas. Las sanciones estadounidenses agravan el panorama, pero economistas independientes advierten que el déficit estructural es tan profundo que se necesitarían entre 8.000 y 10.000 millones de dólares para modernizar el sistema, recursos con los que el gobierno no cuenta.
El parque energético nacional depende de termoeléctricas construidas hace más de 40 años, muchas de ellas funcionando al límite y sin piezas de repuesto. A esto se suma la dificultad crónica para importar combustible, lo que mantiene decenas de generadores fuera de servicio de forma permanente.
Impacto económico y social
Los apagones no solo afectan la vida cotidiana: también golpean de lleno a la economía cubana, que en 2024 cerró con una caída del 1,1% y acumula un retroceso del 11% en los últimos cinco años. La CEPAL proyecta un PIB negativo para 2025, un escenario aún más complicado cuando las interrupciones eléctricas frenan la producción, dañan los alimentos y paralizan servicios básicos.
En varios barrios, como el reparto Las Canteras en Matanzas, vecinos denuncian que llevan semanas sin electricidad porque no existen transformadores de reemplazo. La falta de agua potable en numerosas localidades, al depender del bombeo eléctrico, multiplica el malestar ciudadano.
El malestar en las calles
Aunque el primer ministro Manuel Marrero aseguró en redes sociales que, “existe una estrategia bien definida” para enfrentar la crisis, la realidad es que cada apagón masivo revive el recuerdo de las protestas de 2021, cuando miles de cubanos salieron a la calle cansados de la escasez y la falta de servicios básicos.
La crisis energética se ha convertido en uno de los principales focos de descontento social en Cuba, un problema que trasciende lo técnico y se entrelaza con la inestabilidad política y económica del país. Para muchos, la oscuridad ya no es solo la de los apagones, sino la de un futuro incierto sin soluciones a la vista.