
La mañana de este domingo Puente Alto se convirtió en el epicentro de un momento cargado de simbolismo: la conmemoración de los 50 años del Te Deum Evangélico, que reunió en la Catedral Evangélica Metodista Pentecostal a fieles, líderes religiosos, ministros de Estado y candidatos presidenciales. Hasta allí llegó el Presidente Gabriel Boric, en lo que será su última participación en esta tradicional ceremonia antes de dejar el cargo.
El ambiente, marcado por cantos, oraciones y mensajes de unidad, estuvo acompañado de la solemnidad que caracteriza a este encuentro instaurado en 1975 como un espacio de reflexión espiritual paralelo al Te Deum católico. Hoy, medio siglo después, se mantiene como una vitrina de la fe evangélica y de su rol activo en la vida pública del país.
“Un amor sano por Chile”
Tras la ceremonia, el mandatario no escondió su emoción. “Son 50 años desde que los evangélicos oran oficialmente por Chile, porque no me cabe duda que lo han hecho desde siempre. Me impresiona la convicción, la firmeza y el amor que expresan no solo en lo que creen, sino también por nuestra patria”, señaló.
Boric remarcó la importancia de ese compromiso, más allá de las diferencias políticas o de fe:
“Independiente de que podamos tener diferencias legítimas en democracia, el amor que ustedes profesan por Chile es algo sano y que yo agradezco profundamente. Este tipo de encuentros nos une como país, y hoy me voy contento por haberlo compartido con ustedes”.
Un mensaje a los más vulnerables
Durante la predicación, el reverendo Eduardo Cid entregó un discurso centrado en el amor al prójimo y la necesidad de mirar hacia quienes más sufren. Boric recogió esas palabras y las valoró públicamente:
“Ese mensaje de reconocerse como iguales, sin diferencias de clase, y de apostar por la igualdad y la buena fe, es un principio que trasciende credos. Creo que todos quienes estuvimos presentes deberíamos llevarlo con nosotros”.
Un Te Deum con tono político
La ceremonia no estuvo exenta de referencias a los debates actuales. El propio reverendo Cid aludió a la “desvalorización de la vida” en relación a proyectos en tramitación como el aborto y la eutanasia, mientras que la vocera de Gobierno, Camila Vallejo, destacó la importancia de buscar coincidencias en medio de las legítimas diferencias:
“No hubo trincheras, sino más bien puntos de encuentro. Apostar por la justicia, la dignidad y el respeto son principios que compartimos”, declaró.
El cierre de una tradición presidencial
Boric aprovechó la instancia para enviar un mensaje a la ciudadanía de cara a las Fiestas Patrias:
“Espero que este 18 de septiembre se exprese ese amor profundo y orgullo por nuestro país. Soy orgulloso de Chile, optimista de su futuro, y espero contagiar esa esperanza a todo mi pueblo”.
Con esta participación, el Mandatario cierra su ciclo en el Te Deum Evangélico, ceremonia que en cinco décadas ha pasado de ser un acto litúrgico a un espacio de encuentro político, religioso y social, donde la fe y la contingencia se cruzan en la antesala de las celebraciones patrias.