
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) de agosto sorprendió con una variación mensual de 0,0%, reflejando un equilibrio entre los descensos en transporte y equipamiento del hogar, y las alzas en productos básicos de la canasta familiar, como las carnes y las cecinas.
De acuerdo con el informe entregado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en lo que va de 2025 la inflación acumula 2,9%, mientras que la variación interanual alcanza el 4,0%.
Transportes y electrodomésticos alivian el bolsillo
Entre las divisiones que marcaron bajas, destacó equipamiento y mantención del hogar, que cayó 1,2%. Dentro de este grupo, los electrodomésticos fueron protagonistas: los refrigeradores disminuyeron en promedio 4,9%, mientras que detergentes y suavizantes bajaron 3,9%, reduciendo el gasto en artículos básicos para las familias.
Otro alivio vino del transporte, que retrocedió 0,5%. El descenso de la gasolina en 1,7% y la baja de 1,3% en el transporte interurbano de pasajeros empujaron esta caída, lo que se traduce en un respiro para los conductores y viajeros frecuentes.
Alimentos al alza: carne y cecinas presionan el gasto
El contrapeso lo entregó la división de alimentos y bebidas no alcohólicas, que subió 0,9%. La carne de vacuno anotó un incremento de 2,2%, lo que impacta directamente en la mesa de los hogares chilenos, especialmente en un mes previo a las celebraciones de Fiestas Patrias.
Las cecinas tampoco se quedaron atrás, con un aumento de 2,5%, mientras que el agua embotellada subió un 8,6%. Estos productos, de alta rotación, sumaron incidencias importantes en el índice.
Entre alzas y bajas: un balance en cero
De las 13 divisiones que componen el IPC, cinco aportaron incidencias positivas, seis negativas y dos no tuvieron variación, generando finalmente el resultado plano de agosto.
En este contexto, el pan, otro alimento fundamental, mostró un descenso de 2,2%, mientras que el vino registró una baja significativa de 3,9%.
Una señal de estabilidad
Economistas interpretan este resultado como una muestra de estabilidad en los precios, pese a la presión que ejercen los alimentos. “Un IPC mensual en cero refleja que las fuerzas inflacionarias y deflacionarias están compensadas. Esto le da margen al Banco Central para mantener la política monetaria sin cambios bruscos”, explicó un analista financiero consultado.
Con este escenario, el desafío para los próximos meses estará en el costo de los alimentos, que históricamente aumentan en septiembre por la alta demanda, y en el comportamiento de los combustibles frente a un mercado internacional volátil.
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