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EL ASALTO Y TOMA DEL MORRO DE ARICA: UNA HAZAÑA PARA RECORDAR

Era el 7 de junio de 1880 cuando se realizó una de las batallas más recordadas de la Guerra del Pacífico. Se trata de la Batalla de Arica, conocida como el Asalto y Toma del Morro de Arica, la misma en la que el ejército chileno tomó posesión de la fortaleza en tan solo 55 minutos. Aquí presentamos los detalles más importantes de esta histórica jornada.

Esta batalla sucedió días después de triunfo chileno en Tacna y tiende a asociarse a la toma del Morro de Arica, sin embargo, esa fue la última acción de una contienda que se desarrolló desde los últimos días de mayo de 1880.

El éxito de esta batalla quedó reflejado en uno de los primeros telegramas enviado a Chile:

“(Recibido a las 11.10 A.M.). Santiago, junio 8 de 1880. Señor Ministro de la Guerra: ¡Viva Chile! Arica asaltado y tomado a la bayoneta. Todos los fuertes en nuestro poder. «Manco» a pique. Nuestra escuadra fondeada tranquilamente en la bahía. Los honores de la jornada corresponden a los regimientos 3º y 4º de Línea. Felicito al Gobierno y a la nación por el triunfo más glorioso y completo alcanzado en la presente guerra por nuestro invencible ejército. Voy a comunicar. LYNCH.”

ALGO DE HISTORIA

Después de la batalla de Tacna, Arica era la siguiente conquista, pero la campaña no se presentaba fácil, pues su plaza se hallaba fortificada y artillada, destacando en ella tres fuertes ubicados en los terrenos bajos y situados en la parte norte de la ciudad. Otros tres se encontraban en el Morro mismo.

Además de eso, tenía un complejo sistema de minas, el que estallaría a la primera presión que se hiciera sobre ella. Esta estructura había sido elaborada por un ingeniero peruano.

Así, el coronel Pedro Lagos se hizo cargo de la empresa, designado por el general en jefe, Manuel Baquedano.

Coronel Pedro Lagos.

Lagos ya tenía una destacada carrera militar y, cuando estalló la Guerra del Pacífico, se hizo cargo del regimiento Santiago. Además, fue un destacado estudioso y muy prolijo en el desempeño de su trabajo y funciones.

Según consigna el manuscrito que contiene su biografía:

“Hizo varias exploraciones sobre el campo enemigo, cooperó con su actividad a que la batalla de Tacna se diera el 26 de mayo de 1880, en la que se le vio en todas partes, ayudando con su presencia y oportunas medidas al triunfo de esa memorable acción, pues hubo momentos en que para que obrase la artillería por el gran médano, tiró las piezas al pegual de su caballo. Terminada la acción se le confió el mando de la reserva con la que persiguió al enemigo en su derrota hasta Calientes o San Francisco, logrando hacerle ochocientos prisioneros.”

Gonzalo Bulnes, en su obra “Guerra del Pacífico”, subraya las cualidades de Lagos para enfrentar una empresa como el Asalto y Toma del Morro de Arica:

“Lagos, como todos los jefes formados en las campañas de Arauco, daba gran importancia a la astucia. En esa guerra los ataques eran sorpresivos de un lado y otro. No había medio de alcanzar tribus errantes sino por engaño. Siempre tendrá que suceder eso en la lucha de un ejército con masas irregulares, que mudan su campamento a voluntad, que aparecen tan pronto aquí como allí, que llevan todo en el lomo de sus veloces caballos: armas, hogar, familia. Lagos, como la mayor parte de los jefes chilenos de esta época, se había formado en esa escuela.”

Ya en Arica, Lagos resolvió que la mejor manera de asaltar al Morro, era hacerlo de forma rápida y de sorpresa, por lo que elaboró un plan en el que el papel principal lo tendría el arma de infantería.

“Lagos dispuso el ataque en esta forma. Un regimiento, sin nombrar cual, caería de sorpresa sobre el fuerte «Este» colocado a la izquierda del sitio en que estaba el campamento chileno; y otro sobre el fuerte «Ciudadela», situado a la derecha en la cuchilla que conducía al Morro. Este cuerpo debía fraccionar su tropa dedicando uno de los batallones a apoderarse del fuerte mismo; el segundo a tomarse las zanjas y reductos sucesivos que cubrían el sendero que conducía al Morro. El tercer regimiento serviría de reserva, manteniéndose equidistante de los que marchaban al ataque. La caballería, que no tenía papel en un asalto de fortificaciones, quedaría a retaguardia cuidando los pasos por donde los peruanos podían retirarse o fugar.”

EL ASALTO

Pintura de la batalla de Arica.

La empresa se hizo principalmente desde el lado este del Morro, lugar desde donde se ubicaban los fuertes más difíciles de atacar. La acción, realizada en su mayoría por los regimientos 3° y 4° de Línea, necesitó planificación y valor de todo el bando chileno que participó.

La resistencia peruana fue “ejemplar”, según dice XXXXX, “destacando la conducta heroica del jefe de la plaza de Arica, coronel Francisco Bolognesi, quien falleció en este hecho de armas, junto a muchos de sus oficiales, clases y soldados”. Su determinación se plasmo en el siguiente telegrama:

“Arequipa, junio 5 (noche). Señor Prefecto de Ica: Sírvase V. S. trasmitir a S. E. el Jefe Supremo lo que sigue: «Con esta fecha recibo telegrama de Arica. «Prefecto Arequipa: Parlamento enemigo intima rendición. Contesto, previo acuerdo de los jefes: ‘Resistiremos hasta quemar el último cartucho.’ BOLOGNESI.”

LOS 55 MINUTOS DE GLORIA

La proeza chilena es destacada en todo América, debido a la celeridad con que se desarrollaron las acciones. Es más, Gonzalo Bulnes relata de la siguiente manera:

“Muy pocos hechos más heroicos ofrece la historia americana que el asalto y toma de Arica. No sólo la de Chile sino la de cualquier país del mundo podría enorgullecerse de ella. Reloj en mano, los regimientos tardaron 55 minutos desde que partieron agazapados de sus campamentos hasta que clavaron sus banderas victoriosas en el Morro. Se ha hecho la prueba de recorrer esa distancia al tranco del caballo y se ha empleado más tiempo que el que tardaron los chilenos en rendir todas las trincheras.”

El Morro de Arica en 1880.

LA ADMIRACIÓN

El heroico ataque causó admiración en todo Chile.

El presidente Aníbal Pinto felicitó a Baquedano, destacó a Baquedano y el papel desempaño por Lagos.

Escribió al ministro de guerra:

“No cesaré esta nota, señor Ministro, sin hacer antes una honrosa y particular mención del señor coronel don Pedro Lagos, por el valor y serenidad con que supo llevar a cabo el ataque y toma de los fuertes del sur de Arica, cumpliendo así con mis instrucciones. Aunque todo el ejército estaba dispuesto a ejecutar la misma hazaña, debo consignar aquí que a los regimientos 3º y 4º de Línea les cupo en suerte escribir, el día 7 del presente, una de las más gloriosas páginas de la historia de la República, apoderándose, a pecho descubierto y sin más armas que sus rifles y bayonetas, de las formidables fortificaciones de Arica.”

Josefa Herrera, periodista iquiqueña de 29 años. Diplomada en Comunicación Digital y Magíster (c) en Comunicación Corporativa. Sobre todo, mamá y tejedora siempre.

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