El retorno a la vida al aire libre luego de la pandemia y las cuarentenas, han dejado en evidencia que hemos dejado las medidas sanitarias y con ello se han descuidado los efectos derivados de la exposición directa al sol.
Con la llegada del verano y un mayor tiempo de exposición al sol, es necesario considerar los efectos que tienen los rayos ultravioletas (UV) y que éstos siguen siendo el principal factor de riesgo que, al momento de desarrollar cáncer a la piel, convirtiéndose en una enfermedad cada vez más frecuente.
Desde los años 80 se va venido produciendo un fenómeno complejo para la salud de la piel y esto se debe al debilitamiento de la capa de ozono, quien es la que controla que los rayos ultravioletas penetren en la atmósfera.
En ese sentido el doctor Jonathan Stevens, dermato-oncólogo del Instituto Oncológico FALP, comentó que según datos internacionales indican que hay un incremento de la incidencia de cáncer de piel “determinado por el aumento de las actividades al aire libre, pero también porque la gente está́ preguntando y consultando más precozmente”, señaló.
Añadiendo que, desde este punto de vista, “habría una mayor conciencia del daño solar y la consulta temprana ha derivado en diagnósticos y terapias más oportunas”, explicó.
De este modo, el cáncer de piel se puede dividir en 2 grandes grupos: melanoma y cáncer de piel no melanoma. Donde el primero es menos frecuente, pero más agresivo, siendo el responsable del 50% al 80% de las muertes por cáncer a la piel.
Después están los cánceres de piel no melanoma donde se hallan el carcinoma basocelular, que es el más frecuente, pero con mejor pronóstico, y el carcinoma espinocelular, que puede tener una agresividad variable.
El médico detalló que el basocelular es el más frecuente y mayor relación a la exposición crónica al sol, detectándose con mayor frecuencia después de los 50 años, aunque no es exclusivo de esa edad, sino que también se ha visto un aumento de casos en la población más joven.
CUIDA TU PIEL
Pese a que no hay forma de revertir la exposición al sol de una persona a lo largo de la vida, si es importante educar en la prevención, especialmente esto se puede hacer desde la infancia, explican los profesionales de la salud, como lo hacen en la Fundación Arturo López Pérez.
Para ello, la recomendación es que entre las 11:00 y las 16:30 horas, esto porque es el momento en que los rayos UV son más fuertes y caen de manera perpendicular. Así también es importante que se ocupe siempre protector solar factor 30 o superior, idealmente se debería repetir esta acción cada 3 horas y siempre buscar espacios con sombra.
Otra medida que es buena es utilizar ropa con factor UV, si no hay recursos la elección de prendas oscuras que reflejen en sol.
El doctor Stevens, además destacó que estas medidas de cuidado deben sumarse a un importante autoconocimiento y el autoexamen para detectar cualquier anomalía en el cuerpo o la aparición de nuevos lunares. “Es muy importante conocer cuáles son nuestros lunares de infancia y mirarnos al espejo para reconocerlos. Hay edades en las que es normal que aparezcan nuevos lunares, pero hay algunos con características patológicas que es importante identificar”, explicó.
Algunos aspectos que se deben considerar dice el médico, es observar la asimetría, los bordes irregulares, si tienen una pigmentación diferente, un diámetro superior a 5 mm y si crecen o cambian de color y forma. “En todos estos casos, hay que consultar a un especialista”.
