Ya sólo nos separan horas para que todos los corazones marianos griten de gozo en un nuevo 16 julio. Los bombos, la música, los colores ya comienzan a aflorar en cada rincón de nuestra región, y es que el amor de nuestra madre se demuestra a lo grande, con fe, alegría y devoción.
En esta ocasión, Norma Carolina Cortez, nos compartió su historia de fe en la cual se basa en la tradición dejada por su abuela a toda la familia. “Esta fiesta es una de las celebraciones católicas más importantes, significa mucho para mí asistir no solo en las fechas de festividad, sino visitar durante el año a la Chinita, siempre está en mi corazón y le encargo el cuidado de todos mis seres queridos”, recalcó en el inicio de la entrevista.
“Lo vivo hace muchos años, creo que desde que tengo uso de razón, inicialmente íbamos por día 16 para saludar a la virgen, con el tiempo empezamos a ir por más días, siempre en ambiente familiar, somos todos creyentes de la Virgen de la Tirana, desde chicos crecimos con ella, gracias a las enseñanzas de nuestra abuela paterna (La WELLY)”.
En lo que respecta a la cercanía que mantiene con la “Chinita”, agregó que “siempre he sentido fe hacia ella, el pueblo me trae paz y estoy agradecida de ese sentimiento.”
“Todos los años camino por la ruta del peregrino, desde la entrada del pueblo hasta el santuario, y lo hago como agradecimiento a la China. No tengo una manda asociada a una solicitud. Solo agradezco por el cuidado de mi gente”, agregó Norma.
Por último, la fiel devota de la Reina del Tamarugal se refirió al cierre del pueblo, donde por seguridad sanitaria, la celebración no se pudo efectuar de manera presencial. “Creo que es una decisión acertada para estos tiempos de pandemia, ya que debemos protegernos de lo que hoy enfrentamos como región y las condiciones sanitarias que tenemos. Sin embargo, también se puede ir y saludar a la virgen en otras épocas del año, eso se agradece”, puntualizó.
