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MÁS DE 600 HUEVOS FUERA DE LA LEY: EL INUSUAL DECOMISO QUE ENCENDIÓ LAS ALERTAS SANITARIAS EN ALTO HOSPICIO

El SAG de Tarapacá decomisó más de 600 huevos de codorniz que eran comercializados de forma clandestina en una feria de Alto Hospicio, durante un operativo conjunto de fiscalización intersectorial.

No estaban escondidos ni camuflados. A plena vista, ofrecidos como cualquier otro producto de feria, más de 600 huevos de codorniz circulaban de mano en mano en la comuna de Alto Hospicio. Lo que parecía una venta menor y casi invisible terminó convirtiéndose en un procedimiento inédito para el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) de Tarapacá, que encendió las alarmas por el riesgo sanitario que implica el ingreso clandestino de alimentos de origen animal.

El hallazgo se produjo durante un operativo de fiscalización intersectorial coordinado por la Seremi de Seguridad Pública de Tarapacá, en el marco de controles desarrollados en la feria La Quebradilla. Allí, los fiscalizadores detectaron que los huevos eran comercializados sin autorización, sin documentación y sin ningún respaldo zoosanitario, incumpliendo de forma total la normativa vigente.

Un decomiso fuera de lo común

El volumen incautado marcó un punto de quiebre en las estadísticas regionales. Según explicó Sue Vera, directora regional del SAG Tarapacá, el comercio ilegal de huevos de codorniz no es habitual en la región. De hecho, en los últimos cinco años los registros institucionales muestran que este tipo de detecciones han sido esporádicas y, cuando ocurren, no superan las 200 unidades por procedimiento.

“Estamos frente a un decomiso excepcional, tanto por la cantidad como por el tipo de producto”, explicó la autoridad, subrayando que se trata de un alimento que no suele circular de manera irregular en los mercados locales, lo que refuerza la gravedad del caso.

Un nuevo producto, el mismo riesgo

El SAG fue enfático en aclarar que, aunque se trate de una especie distinta al huevo de gallina —uno de los productos más frecuentemente decomisados—, el riesgo sanitario es exactamente el mismo. La ausencia de trazabilidad, certificación y controles oficiales transforma a estos huevos en un potencial vector de enfermedades que pueden afectar tanto a la sanidad animal como a la salud de las personas.

Al no existir información sobre su origen, condiciones de producción, transporte ni almacenamiento, el producto no puede garantizar su inocuidad, lo que lo convierte en un peligro silencioso para quienes lo consumen y para el ecosistema avícola regional.

Coordinación y control

El operativo se enmarca en una estrategia de fiscalización conjunta que busca desarticular el comercio informal de productos de riesgo, una tarea que involucra a distintos servicios públicos y que ha sido reforzada en ferias libres y puntos de alta circulación de personas.

Desde el SAG recalcaron que estos controles no buscan perseguir a consumidores, sino proteger la salud pública, evitar la propagación de enfermedades y resguardar la sanidad animal del país, uno de los patrimonios productivos más sensibles del sector agrícola.

Llamado a la comunidad

Tras el decomiso, la institución reiteró su llamado a la ciudadanía a comprar alimentos solo en locales establecidos, exigir respaldo sanitario y desconfiar de productos de origen desconocido, por atractivos que parezcan sus precios o presentaciones.

Asimismo, se instó a denunciar este tipo de prácticas, recordando que la colaboración ciudadana es clave para detectar a tiempo el ingreso y la comercialización ilegal de productos que ponen en riesgo a toda la comunidad.

En Tarapacá, más de 600 pequeños huevos dejaron una gran lección: cuando la informalidad se cruza con la alimentación, el riesgo no es menor, aunque el producto lo parezca.

Belén Pavez G., Periodista y Locutora. Licenciada en Comunicación Social. Productora general y Directora de prensa en Vilas Radio. Música y Cat lover.

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