
Las cifras del Banco Central golpean con fuerza a Tarapacá. Mientras once regiones del país lograron crecer y Arica y Parinacota mostró un sólido repunte económico, Tarapacá cerró el tercer trimestre de 2025 con una contracción de 8%, arrastrada principalmente por el desplome de la minería del cobre, convirtiéndose en una de las caídas más pronunciadas del norte del país.
La fotografía económica regional no deja espacio para interpretaciones optimistas. En el tercer trimestre de 2025, Tarapacá se ubicó en el grupo de regiones con peor desempeño del país, registrando una contracción de 8,0% en su actividad económica, según las Cuentas Nacionales Regionales del Banco Central. El resultado contrasta con fuerza con su vecina Arica y Parinacota, que logró un crecimiento de 3,0%, impulsado por el dinamismo de los servicios y el consumo interno.
El golpe de la minería al corazón económico de Tarapacá
La caída regional tuvo un responsable claro: la minería del cobre, sector clave para la estructura productiva de Tarapacá, mostró un desempeño negativo que terminó por arrastrar el resultado global. La menor producción minera terminó opacando los aportes positivos de otras actividades, evidenciando la alta dependencia regional de este rubro estratégico.
Aun así, no todo fue negativo. Sectores como la industria pesquera y los servicios actuaron como un amortiguador parcial del golpe, evitando una contracción aún mayor. Restaurantes, hoteles y servicios personales mostraron señales de actividad, especialmente vinculadas al movimiento urbano y turístico.
El consumo resiste pese a la caída productiva
En un escenario económico adverso, el consumo de los hogares en Tarapacá creció un 3,9%, una cifra que refleja que, pese a la contracción del PIB, las familias siguieron gastando. El aumento se explicó por todos sus componentes: mayor gasto en alimentos, bebidas, vestuario y calzado, junto con un repunte en los bienes durables, impulsado principalmente por la compra de vehículos automotores.
Los servicios personales y el rubro de restaurantes y hoteles también aportaron a este crecimiento del consumo, mostrando una desconexión parcial entre la actividad productiva regional y el comportamiento de los hogares.
Arica y Parinacota: el contraste del extremo norte
Mientras Tarapacá retrocedía, Arica y Parinacota avanzaba con fuerza. La región vecina anotó un crecimiento de 3,0% en su PIB, apalancado por el buen desempeño de los servicios personales, empresariales, restaurantes y hoteles, sectores que se consolidaron como motores de su economía.
El contraste fue aún más marcado en el consumo: los hogares ariqueños registraron un alza de 5,1%, superior a la de Tarapacá. El gasto en alimentos, bebidas, combustibles y bienes tecnológicos explicó gran parte de este incremento, consolidando un escenario de mayor dinamismo interno.
Dos realidades, una macrozona
Las cifras de la Macrozona Norte revelan una realidad fragmentada. Mientras Arica y Parinacota logró capitalizar el impulso de los servicios y el consumo, Tarapacá quedó expuesta a la volatilidad de la minería, confirmando una vulnerabilidad estructural que vuelve a quedar en evidencia ante ciclos productivos adversos.
El contraste entre ambas regiones no solo refleja diferencias coyunturales, sino también modelos económicos distintos: uno más diversificado hacia los servicios y otro fuertemente atado al desempeño minero.
Un llamado de alerta regional
El retroceso de Tarapacá se da en un contexto nacional donde once de las dieciséis regiones del país crecieron, aportando a un aumento de 1,6% de la economía nacional. En ese escenario, la caída regional destaca como una señal de alerta para autoridades, sectores productivos y planificación económica.
Mientras Arica y Parinacota consolida su recuperación, Tarapacá enfrenta el desafío de diversificar su matriz productiva, fortalecer sectores no mineros y reducir su exposición a los vaivenes del cobre. Las cifras ya están sobre la mesa. Ahora, el desafío es transformar el diagnóstico en acción.







