
José Antonio Kast fue electo como nuevo presidente de Chile, marcando un hito político al convertirse en el primer mandatario identificado abiertamente con el pinochetismo desde el retorno a la democracia. El abogado de 59 años alcanzó La Moneda en su tercer intento presidencial, tras una campaña enfocada casi exclusivamente en seguridad pública, control migratorio y reactivación económica, temas que hoy concentran las principales preocupaciones ciudadanas.
Fundador y líder del Partido Republicano, Kast dejó atrás en esta elección los énfasis valóricos que marcaron sus campañas anteriores y optó por un discurso directo y pragmático. La delincuencia y la migración irregular fueron los ejes centrales de su propuesta, en un contexto de aumento de la violencia urbana y de una población estimada en más de 300 mil migrantes sin situación migratoria regular en el país.
Durante la campaña, el ahora presidente electo prometió un “gobierno de emergencia”, con medidas de alto impacto como el fortalecimiento de la legítima defensa, una mayor presencia policial y militar en sectores controlados por el narcotráfico y el endurecimiento del marco legal contra el crimen organizado. En materia migratoria, planteó tipificar la migración irregular como delito, acelerar expulsiones y reforzar las fronteras mediante infraestructura física como vallas y zanjas.
Kast también manifestó públicamente su admiración por el modelo de seguridad aplicado en El Salvador, bajo el liderazgo de Nayib Bukele, destacando su enfoque de mano dura contra las bandas criminales, aunque dicho modelo ha sido cuestionado a nivel internacional por vulneraciones a los derechos humanos.
Casado con la abogada Pía Adriasola y padre de nueve hijos, Kast proviene de una familia de fuerte raigambre política. Es hermano del fallecido exministro y expresidente del Banco Central Miguel Kast, figura clave durante la dictadura militar. Su trayectoria incluye tres períodos como diputado por la UDI, partido que abandonó en 2016 al considerar que la derecha tradicional había perdido firmeza.
Aunque su figura ha estado rodeada de controversias —entre ellas su defensa del régimen de Augusto Pinochet y los antecedentes sobre la militancia nazi de su padre en Alemania—, estos temas quedaron en segundo plano durante una campaña cuidadosamente diseñada para evitar debates identitarios y concentrarse en soluciones concretas a problemas de seguridad y migración.
Con el triunfo electoral ya confirmado, José Antonio Kast iniciará de inmediato el proceso de transición presidencial, asegurando que gobernará “para todos los chilenos”. Mientras tanto, el país observa con expectación cómo se traducirán sus promesas de orden, control fronterizo y combate al crimen en políticas concretas desde el Palacio de La Moneda.







