
Cuya, una pequeña localidad de menos de 40 habitantes, ubicada a 106 km al sur de Arica, junto a la quebrada de Camarones y el límite con Perú, se ha convertido en el nuevo epicentro de la crisis migratoria en el norte de Chile.
“Cuya se transformó en un punto estratégico de control y fiscalización en la Ruta 5, clave para gestionar el flujo migratorio y prevenir la criminalidad organizada”, explica el prefecto inspector José Contreras, jefe de la Región Policial de Arica y Parinacota de la PDI.
La localidad cuenta con una única calle principal, la Ruta 5, donde la oferta gastronómica local se limita a sándwiches de mechada. Sin embargo, su pequeña dimensión no impide que sea un control obligado para todo tipo de vehículos, escenario habitual de operativos contra el tráfico de drogas, contrabando y migración irregular.
“Todos los pasajeros que se detectan sin documentación al día son reembarcardos a sus ciudades de origen, para que puedan regularizar su situación migratoria por los canales correspondientes”, señaló el delegado presidencial (s) de Arica, Nicolás González.
Durante los últimos días, Carabineros y la PDI han intensificado las fiscalizaciones, registrando a migrantes en el sistema biométrico AVIS, y asegurando que ninguna persona permanezca en situación irregular en la zona. Entre los reembarques destacan ciudadanos venezolanos, colombianos y ecuatorianos.
“El control busca también proteger a los migrantes de redes criminales que lucran con personas en tránsito y garantizar que los mecanismos de salida sean siempre por pasos habilitados”, agregó Contreras.
Cuya ya había jugado un papel relevante durante la crisis de octubre de 2024, cuando el corte de la Ruta 5 en la cuesta Chinchorro obligó a cientos de vehículos y miles de personas a detenerse, generando problemas sanitarios y de seguridad. Hoy, la localidad vuelve a estar en el foco por su rol estratégico en la gestión migratoria.








