
Dos hombres fueron asesinados a balazos en dos puntos distintos del barrio Meiggs, luego de una presunta transacción fallida entre los ocupantes de dos vehículos. Según la Fiscalía ECOH, uno de los sujetos fue ejecutado tras intentar huir a pie, mientras que el conductor del auto atacado fue alcanzado y ultimado a pocas cuadras. Carabineros, OS9 y Labocar levantaron entre 10 y 15 evidencias balísticas por sitio del suceso, mientras el Ministerio Público analiza cámaras y no descarta participación de crimen organizado.
A esa hora en que la ciudad parece contener el aliento —pasadas las 22:00, cuando las persianas ya cayeron y solo quedan los restos del día en forma de luces amarillas y murmullos de tráfico lejano—, dos disparos cortos quebraron el silencio. Luego otros. Y otros más. Para cuando los ecos chocaron contra los muros del túnel de Blanco Encalada, dos hombres ya estaban sentenciados.
Lo que ocurrió ayer lunes en los márgenes del barrio Meiggs no fue un ajuste menor ni un incidente fortuito: fue una ejecución en movimiento, calculada, rápida y brutal, que terminó con dos cadáveres en calles distintas, separados por apenas unas cuadras y por un destino que, según la Fiscalía, empezó con un encuentro que nunca debía haber salido mal.
La escena: un túnel, dos autos, y una negociación que estalló en balas
En una calle lateral del túnel de Blanco Encalada, casi en Exposición, dos vehículos se acercaron con precisión casi coreográfica: uno negro, otro plateado. No hubo frenazos violentos ni peleas en voz alta. Solo puertas que se abren y se cierran rápido.
De uno de los autos descendió un hombre —sería la primera víctima— que se dirigió directamente al segundo vehículo. Entró. Y a los pocos segundos, salió corriendo como si la calle entera hubiese empezado a incendiarse debajo de sus pies.
Para entonces, los ocupantes del segundo auto ya habían sacado las armas.
Lo persiguieron, abrieron fuego sin titubear y lo abatieron en plena vía pública. Su cuerpo quedó tendido a metros del túnel, bajo la luz blanca y fría de los focos que no distinguen entre vida y muerte.
La huida imposible del conductor
El conductor del vehículo negro —el segundo hombre que perdería la vida— alcanzó a ver la escena y aceleró instintivamente. Intentó escapar para salvarse o para sacar a su compañero del infierno que se había desatado en segundos.
No llegó lejos.
A solo unas cuadras, en el sector de Claudio Gay con Conferencia, los sicarios lo alcanzaron. Según la fiscal ECOH Paola Salcedo, llegó allí “vivo, sin lesiones”, pero fue rodeado y ejecutado a tiros. La segunda escena del crimen quedó marcada con nuevas vainillas y un silencio aún más denso.
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Aunque la Fiscalía no ha querido confirmar un móvil, todas las piezas apuntan al mismo escenario: una transacción que se quebró en el peor momento.
—»Llegan dos vehículos… desciende la primera víctima… luego es atacado…”, relató la fiscal Salcedo al entregar los primeros antecedentes.
Pero no fue un forcejeo improvisado. En ambas escenas, los equipos levantaron entre 10 y 15 evidencias balísticas, un indicio inequívoco de una acción coordinada, sostenida y con armas de grueso calibre.
El Equipo Contra el Crimen Organizado y Homicidios (ECOH), junto al OS9 y Labocar de Carabineros, analiza cámaras, rutas de fuga, tiempos y vínculos de las víctimas, quienes aún no han sido identificadas públicamente.
Una ejecución dividida en dos calles, pero con un mismo mensaje
Primera escena: un túnel silencioso convertido en pasillo de muerte.
Segunda escena: un conductor cazado como si las calles fueran territorio sin ley.
En ambas, los peritos encontraron lo mismo:
- múltiples disparos,
- precisión en los ataques,
- un patrón de emboscada,
- y una velocidad que solo tienen los crímenes planificados.
No hay detenidos. No hay identidades confirmadas. No hay versiones oficiales del móvil.
Solo quedan los casquillos, los registros de cámaras y el eco de una ciudad que ya no se sorprende, pero sí se estremece.







