
En entrevista exclusiva con Vilas Radio, el subsecretario del Interior, Víctor Ramos, defendió la normalidad del tránsito entre Arica y Tacna pese al despliegue militar peruano, aseguró que Chile “está mejor preparado que nunca” para enfrentar eventuales contingencias, y adelantó que las cancillerías de ambos países trabajan en soluciones “caso a caso” para migrantes irregulares atrapados en la franja limítrofe. Rechaza hablar de crisis, reivindica la capacidad institucional y subraya: “No hay receta general; cada migrante tiene una historia distinta que resolver”.
La frontera despierta antes que el sol. Desde el vidrio del estudio de Vilas Radio, Arica se siente respirando hacia afuera, hacia esa ruta que a veces es una arteria, a veces una herida. Ese fue el escenario en el que entró el subsecretario del Interior, Víctor Ramos, después de tres días instalados entre reuniones, mapas, reportes y la presión de medios nacionales que hablan de “crisis” como quien repite un mantra.
Pero Ramos llegó con otra música: una calma calculada, casi quirúrgica.
“Vamos al tema de inmediato”, le advirtió el conductor.
“Vamos nomás”, respondió él, acomodándose en la silla como quien se prepara para abrir un expediente sellado.
“La frontera funciona con normalidad”
No esperó más de un minuto para lanzar su primera frase, la que más irrita a los alarmistas: “La frontera está funcionando con normalidad y regularidad”.
Normalidad, en Arica, significa ver a cientos cruzando para almorzar en Tacna y volver para trabajar. Significa el ritual cotidiano del dentista peruano más barato, del supermercado alternativo, del recital en Lima al que se llega antes que a Santiago.
Y Ramos lo sabe. Por eso subraya, una y otra vez, que lo que está ocurriendo no interrumpe esa vida transfronteriza.
El único “quiebre”, recuerda, fueron veinte minutos de protesta. El resto, flujo permanente.
El ejército peruano, el ruido y el verdadero punto
La pregunta de fondo aparece como un zumbido persistente:
—¿Hay crisis migratoria?
Ramos exhala, como quien ya escuchó esa frase cien veces en tres días.
“No. Lo que tenemos es un cambio de criterio de Perú y estamos anticipando efectos para que nada se desborde”.
Detrás de esa frase hay tres líneas de defensa:
- Un plan de contingencia nacional listo hace días.
- Coordinación con Carabineros, PDI, Ejército y Migraciones.
- Diálogo directo con Perú para ordenar la franja Santa Rosa–Chacalluta.
Nada de improvisaciones, promete. “Somos un país serio”, repite como si fuera un sello de agua.
La reunión con Perú: “muy buen espíritu, muy buen diálogo”
La voz de Ramos cambia cuando recuerda la videoconferencia binacional.
“Vengo directo de ahí”, dice, casi con la respiración aún acelerada del intercambio diplomático.
Cancillerías, mandos policiales, autoridades técnicas… todos conectados para lo que él llamó “un diálogo fructífero”.
¿Un adelanto exclusivo para Vilas Radio?
“Las cancillerías están buscando mecanismos para que migrantes irregulares puedan obtener pases o autorizaciones… pero todo será caso a caso. No existe una solución general”.
La frase es clave: Chile y Perú no crearán un ‘corredor humanitario’ masivo.
No habrá pase libre para todos.
Cada migrante deberá demostrar, acreditar, gestionar, justificar.
La política local y el remezón interno
Ramos no esquivó la arista política.
Recordó la tensión inicial del gobernador Diego Paco —videos, llamados al Presidente, ultimátums mediáticos— y luego su repentino alineamiento tras las reuniones.
Pero el subsecretario no usa ironías: “Cuando un país vecino toma medidas, en Chile debemos actuar unidos. La patria está por sobre todo lo demás”.
Tres días en Arica bastaron para ordenar la mesa y compartir diagnósticos con alcalde, parlamentarios, autoridades recién electas y vecinos que conocen la frontera mejor que cualquier periodista santiaguino.
“Estamos mejor preparados que en 2023”
El subsecretario cambia a modo técnico y duro:
- 48% menos de migración irregular respecto al 2021.
- Acuerdo de reconducción con Bolivia, operativo hasta 10 kilómetros al interior.
- Complejos fronterizos 24/7, antes inexistentes.
- 60 mil millones de pesos en infraestructura, camionetas, motos, escáneres de aduana, contenedores para oficinas operativas.
- “Antes, todo estaba abandonado”, resume.
Ese es su orgullo: no solo cerrar la puerta a la irregularidad, sino hacerlo sin frenar la vida cotidiana de Arica, que depende del tránsito.
El miedo al futuro, Kast y las salidas voluntarias
En la región circula un rumor que crece como brisa caliente: venezolanos que deciden irse por temor a una eventual mano dura desde un próximo gobierno.
Ramos lo reconoce, pero lo interpreta diferente:
“Miles ya han salido voluntariamente con autorización de Migraciones. El país tiene mecanismos de salida ordenada. Y lo que queda dentro, debemos administrarlo: convivencia, incivilidades, casos complejos”.
El mensaje:
Chile ya no enfrenta oleadas masivas entrando; el problema real está dentro, en la vida diaria.
¿Y los migrantes atrapados entre fronteras?
La pregunta más repetida por reporteros nacionales —y también la más mal usada— obtuvo en Vilas Radio su versión sin maquillaje:
“Cada persona debe acercarse al consulado de Perú, a Migraciones, a la PDI o Carabineros. Las soluciones son individuales. Cada nacionalidad, cada estatus, cada caso es diferente”.
Nada de respuestas mágicas.
Nada de “pases generales”.
Nada de decretos exprés.
El mito del corredor humanitario
La última parte fue la más técnica, casi una clase en vivo: Un corredor humanitario implicaría coordinación simultánea con Perú, Ecuador, Colombia y eventualmente Venezuela.
“¿Quién garantiza que los migrantes atravesarán todos esos países sin quedarse en el camino?”, plantea Ramos.
Por eso insiste: la única vía realista es resolver caso a caso, desde las cancillerías.
La frase final
Tres días en frontera. Tres días bajo el sol, las cámaras y el ruido.
Tres días escuchando la palabra “crisis”.
Y su conclusión, en Vilas Radio, fue una sola:
“Chile ha avanzado. Tenemos menos migración irregular, más capacidad de control y mejores respuestas. Y lo que hoy ocurre en la franja es un tema administrable, no una crisis”.
La frontera respira.
La política tiembla.
Los migrantes esperan.
Y Chile —según Ramos— sigue preparado.







