
Tres personas murieron —dos argentinos y un chileno— tras un choque frontal ocurrido a las 6:00 de la mañana en la autopista Los Andes, en San Felipe, en medio de una densa neblina. En el vehículo trasandino viajaban dos adultos, ambos fallecidos, y dos menores que quedaron graves y fueron trasladados a hospitales de la zona. Carabineros investiga las causas del impacto, que obligó a suspender completamente el tránsito entre San Felipe, Panquehue, Tres Esquinas y la ruta 5 Norte.
A esa hora en que la noche aún no se decide a retirarse y el amanecer avanza a tientas, San Felipe apareció envuelto en una neblina espesa, casi táctil, como si la mañana quisiera ocultar lo que estaba por venir. Pero a las 6:00, en el kilómetro 24,5 de la autopista Los Andes —sector puente Las Tinajas— la bruma no logró disimular el estruendo: un impacto violento, seco, frontal. Dos vehículos, dos mundos, dos países, se encontraron de la peor manera.
Lo que vino después fue silencio. Y luego los gritos.
Una colisión que borró tres vidas
El escenario que encontraron los equipos de emergencia fue devastador. En la calzada, un automóvil chileno reducido a un bloque metálico irreconocible. Frente a él, un vehículo de patente argentina, deformado por un golpe que hasta Carabineros calificó de “frontal y de alta energía”.

En el auto nacional venía un solo ocupante: el conductor, chileno, que murió en el lugar.
En el vehículo trasandino viajaba una familia: dos adultos —el conductor y la copiloto—, ambos fallecidos, y dos menores de edad que quedaron en estado grave. Los niños, malheridos y en shock, fueron trasladados de urgencia al Hospital San Camilo y al Hospital de Los Andes.
El mayor Gonzalo Medina, comisario de San Felipe, confirmó la escena: “Por causas que se investigan, ambos vehículos impactaron de frente. Fallecieron dos adultos argentinos y un ocupante chileno. Los menores del vehículo argentino resultaron con lesiones de carácter grave”.
La niebla: un testigo silencioso
Aunque la investigación formal recién comienza, la tragedia ocurrió justo en una mañana marcada por una neblina inusualmente densa en toda la comuna. Vecinos que circulaban por el sector aseguran que “no se veía ni a dos metros”, mientras que conductores reportaron una visibilidad casi nula antes del accidente.
A esa hora, la autopista era un corredor fantasma donde solo flotaban las luces diminutas de los vehículos y un frío cortante que se colaba por las ventanillas.
No se descarta que la neblina haya jugado un rol crucial. Tal vez un cálculo errado, una maniobra instintiva, un desvío involuntario. Tal vez sólo segundos de desorientación. Pero bastó un instante para sellar el destino de cinco personas.
La respuesta de emergencia
Bomberos de San Felipe fue el primero en llegar. Luego el SAMU, Carabineros y personal de autopista.
“El impacto fue brutal”, comentaba un voluntario mientras intentaban liberar a las víctimas atrapadas.
Durante horas, el tránsito permaneció completamente suspendido.
La concesionaria informó: “Tránsito cortado en dirección a San Felipe, hacia Panquehue y desde Tres Esquinas a Ruta 5 Norte”.
El cierre obligó a desvíos extensos y generó un colapso temporal en rutas alternativas. Pero nada lograba distraer la atención del verdadero drama: tres personas que nunca llegarán a destino y dos niños cuya lucha continúa en los hospitales de la zona.
Dos países enlazados por la tragedia
El accidente no sólo estremeció a San Felipe. En Argentina, familiares de las víctimas adultas fueron informados cerca del mediodía. La noticia cruzó la cordillera como un golpe seco. Un viaje familiar, una ruta turística o un trayecto cotidiano terminó convertiéndose en un duelo binacional.
Chile y Argentina quedaron unidos, otra vez, por el lado más amargo de la carretera: la fragilidad.
Investigación en curso
Carabineros levantó peritajes de frenado, posición de impacto y análisis de visibilidad. Las causas siguen abiertas: velocidad, condiciones climáticas, invasión de pista o un error humano aún por determinar.
La Fiscalía instruyó peritajes a la SIAT para reconstruir minuto a minuto cómo dos vehículos que circulaban por una autopista perfectamente demarcada terminaron enfrentándose de frente en medio de una mañana que parecía suspendida en el tiempo.
El día después
San Felipe amaneció más tenso, más silencioso. No es la primera vez que la autopista Los Andes se convierte en escenario de tragedias, pero la presencia de menores heridos y las víctimas de ambas nacionalidades golpeó con particular fuerza.
En el puente Las Tinajas aún quedan marcas en el asfalto: rastros metálicos, vidrios triturados, huellas de la violencia de un choque que, en segundos, dejó huérfanos, familias quebradas y a dos países mirando con impotencia un mismo punto en la ruta.
Y todo ocurrió bajo una niebla tan espesa que, quizá, todavía intenta esconder lo que nadie pudo evitar.







