
La penumbra del desierto y el eco de las tablas volverán a encontrarse este viernes 7 de noviembre, cuando la Sala Veteranos del 79 se convierta en el corazón cultural de Tarapacá. Con entrada liberada y un solo requisito —llegar antes de que el reloj marque las 21 horas—, el público iquiqueño podrá ser testigo de “Tenedor Libre, para los condenados a la esperanza”, un montaje intenso, poético y profundamente humano, escrito por el dramaturgo nortino Iván Vera-Pinto y presentado por la Compañía Teatro Universitario Expresión.
Una noche en que el teatro se toma Chile
La iniciativa forma parte de la “Noche de los Teatros”, un movimiento cultural que este año encenderá escenarios de Arica a Magallanes, convocando a la ciudadanía a reencontrarse con el arte vivo, con la respiración del actor, con la emoción que ninguna pantalla puede reemplazar. En Tarapacá, la cita se transformará en un verdadero rito colectivo: una invitación a detener el tiempo y mirar, desde las butacas, aquello que somos como país y como personas.
“Queremos que el público vuelva a sentir ese vínculo profundo con las artes escénicas. Esta es una jornada para celebrar el teatro, los espacios culturales y la reflexión que nace en cada función. Por eso quisimos abrir también la Sala Veteranos del 79, un lugar con historia, donde la cultura siempre encuentra refugio”, expresó la seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Sandra Mercado Martínez, destacando que el acceso será completamente gratuito y sin retiro previo de entradas.
El homenaje que atraviesa los escenarios
Este año, la “Noche de los Teatros” se vive con un matiz especial: el homenaje al eterno Héctor “Tito” Noguera, actor, director y maestro de generaciones, cuya partida el 28 de octubre dejó un silencio que todavía resuena en cada escenario. En su honor, las salas del país levantarán el telón como un acto de gratitud y continuidad. “El teatro es vida en movimiento —decía Noguera—, mientras haya alguien mirando, el arte seguirá respirando”.

Una metáfora del norte y sus heridas
La obra elegida para esta conmemoración no podría ser más simbólica. “Tenedor Libre, para los condenados a la esperanza” transcurre en un paisaje desértico devastado por la guerra, donde tres refugiados arrastran una carreta —un cadáver con ruedas, una carga invisible que todos llevamos—. El montaje se adentra en la memoria colectiva, en la soledad y en esas pérdidas que no siempre se lloran en voz alta.
Vera-Pinto, fiel a su estilo reflexivo y simbólico, construye un relato que mezcla la poesía del desarraigo con la crudeza de la realidad, una historia que bien podría suceder en cualquier rincón de Tarapacá o del mundo.
El montaje cuenta con el respaldo de la Universidad Arturo Prat y está recomendado para mayores de 12 años. Su potencia visual y emocional promete estremecer a quienes asistan a la Sala Veteranos del 79, en calle Zegers N°150, espacio que vuelve a encender su escenario para recordarnos que el teatro, más que entretenimiento, es una forma de resistencia.
El teatro como espejo
En tiempos donde el ruido digital parece cubrirlo todo, la “Noche de los Teatros” emerge como un grito colectivo: el arte sigue vivo. Tarapacá no se queda atrás. Las luces se encenderán, los actores respirarán profundo y el público —ese protagonista silencioso— volverá a mirar al escenario con la esperanza intacta.
Porque, como dice la propia obra, incluso en los desiertos más áridos… siempre hay alguien condenado a la esperanza.







