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IQUIQUE, PUERTA DE LOS “CHUTOS”: EL FLUJO ILEGAL DE AUTOS QUE PONE EN JAQUE A BOLIVIA Y CHILE

Cerca de 120 mil vehículos robados, conocidos en Bolivia como “chutos”, ingresan anualmente desde el norte de Chile, convirtiendo a la frontera de Tarapacá y Parinacota en una autopista para el contrabando y el crimen organizado. Los autos, al carecer de documentación legal, son vendidos clandestinamente a precios mucho más bajos que los de vehículos importados legalmente, afectando tanto la seguridad como la economía formal del país vecino.

El fenómeno, que ha cobrado relevancia tras la polémica propuesta del candidato presidencial boliviano Rodrigo Paz de legalizar estos vehículos, evidencia un flujo ilegal constante que impacta a la industria automotriz y al comercio transfronterizo. Las empresas legales se ven imposibilitadas de competir con los precios de los autos indocumentados, poniendo en riesgo sus operaciones y la estabilidad del mercado formal.

Iquique: la puerta de entrada de los “chutos”

Según datos del Instituto Boliviano de Estadística (INE), Bolivia contaba en 2024 con un parque automotor de 2.583.289 unidades, de las cuales 1.235.976 corresponden a vagonetas, automóviles y camionetas. Entre 2013 y 2024, la Cámara Automotor Boliviana (CAB) reportó que ingresaron 1.280.113 vehículos indocumentados, con un promedio anual de más de 120.000 unidades.

Luis Orlando Encinas, gerente de la CAB, explicó que las cifras se obtuvieron a partir de datos de la Zona Franca de Iquique (Zofri), la principal puerta de ingreso para las importaciones hacia Bolivia: “Por la zona de extensión aduanera que es Tarapacá y Parinacota, que es la frontera en el desierto entre Chile y Bolivia, entran 120.000 autos por año. En los últimos nueve años se han reunido alrededor de 1,4 millones de vehículos chutos”.

La Zofri, según Encinas, maneja ventas anuales cercanas a los US$ 4.000 millones, de las cuales aproximadamente la mitad de las ventas al exterior se dirige a Bolivia. “La economía de Iquique vive prácticamente de las compras que hace Bolivia”, agregó.

Rutas clandestinas y “chuteros”

Aunque el ingreso ilegal de autos se da también por Argentina, Perú y Brasil, Chile representa la ruta principal para los llamados “chuteros”, quienes utilizan caminos precarios y remotos, evitando controles y trancas.

Los autos ingresan por los salares de Coipasa y Uyuni, Bella Vista, Llica y Huayllani en Potosí, así como La Queca, Todos Santos y Pisiga en Oruro, y cruzan principalmente por sectores fronterizos como Cosapilla (Chile) y Cosapa (Bolivia), además de San Pedro de Atacama e Hito Cajón.

Gran parte de estos vehículos nunca circula de manera visible; muchos permanecen guardados o tapados, a la espera de su nacionalización clandestina. Según autoridades del Viceministerio de Lucha contra el Contrabando, existen al menos diez rutas ilegales para el ingreso de autos indocumentados, predominando el paso desde Chile hacia Bolivia.

Alarma parlamentaria y tensiones diplomáticas

La situación ha generado un fuerte rechazo en Chile. El senador José Pilo Durana (UDI), presidente de la comisión de Seguridad Pública, señaló: “El ingreso ilegal a Bolivia de alrededor de 120 mil automóviles cada año, muchos de ellos robados en nuestro propio territorio, refleja cómo esa zona se ha transformado en un pasadizo para el crimen organizado y el contrabando”.

Durana emplazó al gobierno chileno a reforzar los controles con más recursos, personal y tecnología, e instó a las autoridades bolivianas a no normalizar la situación. En paralelo, otros parlamentarios, como Cristián Araya (Partido Republicano) y Kenneth Pugh, insistieron en la gravedad del negocio ilícito y en la necesidad de coordinación internacional para frenar el contrabando.

El debate se intensificó a raíz de las declaraciones del candidato presidencial boliviano Rodrigo Paz, quien propuso legalizar los autos “chutos”. La iniciativa provocó fuertes reacciones en Chile, con parlamentarios calificando la medida como un “secuestro vehicular de Estado” y advirtiendo sobre las implicancias en seguridad y economía.

Impacto económico y social

Más allá de la frontera, el flujo de autos ilegales afecta directamente a las comunidades y a la industria formal en Bolivia. Según parlamentarios chilenos, los “chutos” alimentan redes de crimen organizado, generan competencia desleal para empresas legales y socavan la confianza en el comercio transfronterizo.

La diputada Lorena Fries (FA) recalcó que “este es un tipo de delito que abona al crimen organizado y pone en riesgo la propiedad de los vecinos del norte, que pueden perder bienes adquiridos con esfuerzo”.

El ingreso anual de 120 mil autos desde Chile a Bolivia no solo es un fenómeno de fronteras, sino un problema regional que involucra seguridad, economía y diplomacia, y que demanda acción coordinada entre ambos países para frenar un negocio ilegal que crece año tras año.

Belén Pavez

Belén Pavez G., Periodista y Locutora. Licenciada en Comunicación Social. Productora general y Directora de prensa en Vilas Radio. Música y Cat lover.

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